Literatura y psiquiatría se unen en el último libro de Javier del Amo
La ansiedad, el abatimiento, la angustia, la desdicha afectiva y el sufrimiento mental. El caniche de Rembrandt y otros cuentos, de Javier del Amo (Madrid, 1944), editada por BTM/Círculo Digital, es una obra de ficción que se mueve entre la literatura y la psiquiatría. Cuentos cortos (algunos cortísimos), con títulos como Yoga e hija, Bulimia y anorexia en un chino en Embajadores, Fobia a la crueldad, Psicótico en la Gran Vía viendo que ya no está en la Residencia de Antiguos Residentes de Marruecos, o La esquizofrenia de un vecino de Carabanchel. Cuarenta y tres relatos definidos por el psiquiatra Rafael Larrea Lacalle como "una colección de hechos y circunstancias psiquiátricas". Presentado ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid por Larrea Lacalle y el escritor José Luis Castillo-Puche, "El caniche de Rembrandt es un libro que responde a la psiquiatrización de la vida, de tal manera que ahora se llama depresión a todo lo que implica sufrimiento. Javier del Amo desdramatiza el dolor. La angustia no es ni más ni menos que un fenómeno humano".
Escribe en su libro Javier del Amo: "El carácter es una defensa neurótica contra el desaliento. El carácter es una mentira. Una coraza". Castillo-Puche definió los relatos de este escritor, profesor y psicólogo como un libro de cuentos extraños. "Cuentos magistrales, cuentos muy originales. Unos cuentos donde late la humanidad más débil y más desamparada, unos cuentos en los que no se describen los cuerpos, no se sabe si sus personajes son altos o feos, no sabemos cómo van vestidos, sólo sabemos de sus almas, de sus personalidades secretas". "Los desequilibrios psíquicos", añadió Castillo-Puche, "no existen, lo que existe es el dolor humano. En una página y media, a veces en dos, Javier del Amo nos da una lección sin drama y sin aspavientos, una lección de lucidez mágica, nos habla de personajes que vivirán su infortunio de forma tranquila y consolada". Un libro sobre situaciones críticas que guarda, según explicaron ayer, un gran secreto ("un secreto que no saben todos los psiquiatras"): hacer reír.