España estudia una fórmula de voto en la UE que le da un peso similar al de los cuatro grandes
Madrid tendría la misma capacidad de bloqueo que Berlín, París, Londres o Roma
El Gobierno español considera que una decisión adoptada en el Consejo de la Unión debe ser válida cuando sea apoyada por una mayoría de países (la mitad más uno) que represente al menos a dos tercios de la población europea (66%), y no tres quintos (60%), como indica el proyecto de Constitución europea. Con la fórmula española, Madrid tendría una capacidad de bloqueo muy similar a la de los cuatro grandes países del club (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia), es decir, como en el Tratado de Niza, que es el que quiere mantener España.
Fuentes oficiales españolas reconocen que "es ésa la opción que se plantea el Gobierno", pero que, "momentáneamente", no la pondrá sobre la mesa.
Con la fórmula que se propone en el texto constitucional elaborado por la Convención, pueden bloquear decisiones los países que sumen un 40% de la población de la UE. Alemania representa al 17% de la población total, y los otros tres grandes, alrededor del 13% cada uno. Por tanto, sólo tres de los grandes, siempre que uno de ellos sea Alemania, pueden bloquear. España, en cambio, con algo más del 8% de la población europea, tiene muy difícil sumar apoyos suficientes para alcanzar ese 40% de bloqueo. Con el vigente Tratado de Niza, por el contrario, España tiene 27 votos, sólo dos menos que los cuatro grandes, y, por tanto, sus posibilidades de bloqueo son bastante similares.
Si, en lugar del 60%, el nivel de la población se eleva al 66% (en realidad, los dos tercios corresponde al 66,6%), la minoría de bloqueo se reduciría al 34%. En este caso, un grupo de tres países formado por cualesquiera de los seis más populosos de la Unión sumarían el mínimo suficiente para bloquear propuestas en el Consejo o, en el caso de España y Polonia, quedarían a escasas décimas.
Por ahora, España no revelará pública y oficialmente sus cartas. "Momentáneamente", declaró ayer en Luxemburgo la ministra de Exteriores, Ana Palacio, "no tenemos ninguna propuesta que hacer". En efecto, no lo planteó tampoco ayer en la reunión de ministros de los 25 (los Quince más los diez candidatos) dentro de la Conferencia Intergubernamental (CIG). "Se acabará presentando en el último minuto de la CIG", en diciembre, añadieron fuentes oficiales. "Si tres quintos es una fórmula sencilla, como dicen los defensores del proyecto, también lo es dos tercios, que además es un sistema que existe en muchas constituciones", argumentan las fuentes españolas.
Entretanto, el Gobierno español confía, sin muchas esperanzas, en que sea el Gobierno de Italia, que ahora preside la UE, el que presente alternativas al respecto. "A la presidencia le corresponde encauzar, pilotar acuerdos...; es una actitud que se puede esperar de la presidencia", aunque sea "en términos generales", explicó Palacio en aparente respuesta a su colega italiano, Franco Frattini, quien afirmó la pasada semana en Madrid que Italia no quiere presentar alternativas en ese terreno al proyecto constitucional.
Fuentes diplomáticas de Polonia, el único país que en ese terreno va codo con codo con España, señalaron ayer que la fórmula que analiza España "puede ser bien considerada" por el Gobierno polaco. Por el contrario, fuentes francesas y alemanas indicaron que no es deseable porque facilitaría en exceso los bloqueos e impediría numerosos avances en la construcción europea.
Los ministros de Exteriores, que en la cena de anoche en Luxemburgo preveían hablar "sin entrar en detalles" sobre el problema de España y Polonia, sí analizaron antes con detenimiento otras dos cuestiones sensibles del proyecto constitucional: la composición de la Comisión Europea y la creación de la figura del ministro europeo de Exteriores. En el primer caso, los grandes (en este terreno con el apoyo de España) defendieron que no haya un comisario por país. Los pequeños y los candidatos, por el contrario, consideran una línea roja para ellos el no contar con su propio comisario.
Ministro de Exteriores
Con respecto al ministro de Exteriores, que sería además vicepresidente de la Comisión, todos los países defendieron su creación, pero algunos, con el Reino Unido al frente, desean que no esté sometido como los demás comisarios a la disciplina interna del Ejecutivo comunitario y, sobre todo, que esté obligado a dimitir si se lo pide el presidente de la Comisión.
La respuesta que el alemán Joschka Fischer expuso ante sus colegas en relación con la composición de la Comisión indica, una vez más, el cerrado apoyo alemán al proyecto constitucional y el camino que deben seguir quienes rechacen uno u otro punto. "Hay que aceptar el acuerdo de la Convención. Los que discrepen deben presentar otra fórmula de consenso".
La próxima cita sobre la futura Constitución europea, esta vez al más alto nivel, será los próximos jueves y viernes en Bruselas, donde los jefes de Estado y Gobierno de los 25 intentarán alguna mínima aproximación para acelerar los trabajos de la CIG. Si no, será imposible cumplir con el previsto calendario de pactar todo el texto a mediados de diciembre.
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