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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El retorno de la historia militar

La historia militar contemporánea ha sido hasta el momento obra principal de profesionales del Ejército más o menos cualificados en cuanto a su conocimiento histórico. En concreto la de la Guerra Civil española se sigue basando en los estudios de los hermanos Salas Larrazábal y de Martínez Bande, aparecidos en los años setenta, y en las memorias de los generales republicanos (Rojo, Tagüeña, Modesto...). Ambas fuentes son, si no imparciales, sí, al menos, equilibradas. Hay que recibir con satisfacción que sean ahora civiles quienes aborden estos temas. Para hacerlo conviene partir de un principio esencial, a saber que no sean libros banales, es decir, que aporten alguna novedad desde el punto de la información o de su tratamiento. Los dos libros que aquí se reseñan son originales, bien informados y deseosos de imparcialidad, respetables desde el punto de vista del historiador y dignos de perdurar abordando como lo hacen un periodo histórico en que lo publicado suma miles y miles de páginas.

LA BATALLA DEL EBRO

Jorge M. Reverte

Crítica. Barcelona, 2003

640 páginas. 24 euros

ESPAÑA EN LLAMAS. LA GUERRA CIVIL DESDE EL AIRE

José María Solé i Sabaté y Joan Villarroya

Temas de Hoy. Madrid, 2003

352 páginas. 21 euros

El gran mérito del libro de Reverte consiste en haber acuñado un procedimiento narrativo excelente y que sin duda no será olvidado por quienes sigan haciendo historia militar. El lector de historia intuye su procedencia. En los últimos años, para sorpresa de muchos, el historiador británico Anthony Beevor ha escrito sucesivos libros acerca de Stalingrado o de la batalla de Berlín que han tenido considerable éxito en el público español. Una gran batalla siempre es un momento culminante de la historia del que derivan consecuencias significativas. Beevor las ha tratado con abundante información, incluso de archivo, testimonios humanos e integración de los acontecimientos no estrictamente militares con los políticos e internacionales. Con ello consigue una narración vibrante que no deja tener su intriga a pesar de que se conozca el resultado de la contienda.

Reverte hace algo parecido

y consigue un resultado francamente apetecible para cualquier tipo de lector. Habría que recomendar vivamente que en adelante dispusiéramos de libros parecidos sobre otros acontecimientos militares de trascendencia. El libro, sin embargo, hubiera sido perfectible. Es muy novedosa la utilización de los papeles del general Rojo, pero quizá hubiera sido necesario revisar la inmensa documentación militar que ya fue empleada por los tratadistas militares de los setenta. La política internacional y la interna republicana aparecen muy bien tratadas pero no tanto la del bando franquista en donde aparecen algunos errores (dar por muerto a Alfonso XIII, por ejemplo). Por otro lado, el seguimiento día a día de las operaciones tiene el inconveniente de la monotonía en una batalla que de forma obligada queda condenada a padecer ese defecto porque fue un choque de dos carneros con el testuz. Pero, aun así, el libro de Reverte resulta un buen ejemplo de cómo un escritor no profesional puede escribir un buen libro de historia con la ventaja adicional de hacer que los profesionales aprendamos cómo debiéramos hacerlo de modo habitual. La batalla del Ebro puede ser descrita como la resolutiva de la Guerra Civil, aquella en que se emplearon más medios y el ejemplo de las respectivas capacidades de los dos contendientes durante el conflicto español. Revisarla es tener una instantánea del conjunto de la guerra española.

En su transcurso pero también antes y después se discutió mucho el papel de la aviación en una guerra moderna (precisamente en la batalla del Ebro la superioridad aérea franquista tuvo una influencia decisiva). A esta cuestión general dedican dos buenos historiadores catalanes un libro que resulta, a la vez, un buen resumen de nuestros conocimientos y aporta la utilización del archivo histórico del Ejército del Aire. Ya uno de los autores había estudiado los bombardeos sobre Barcelona, pero ahora el panorama que nos ofrecen es mucho más completo. Las conclusiones resultan un correlato de la superioridad aérea del bando de Franco. Hasta diez veces más civiles murieron como consecuencia de bombardeos en la retaguardia republicana cuyos resultados no fueron tanto la interrupción de las comunicaciones o la destrucción del aparato industrial como el terror de la población. Las cifras totales no parecen tan elevadas: unas doce mil personas (compárense con los 60.000 muertos en Gran Bretaña o en Dresde durante la Segunda Guerra Mundial). Pero lo relevante no es tanto el número de víctimas como la novedad de lo sucedido que explica su impacto sobre la opinión pública universal. Así sucedió desde Guernica, donde no murieron más de trescientas personas, pero que constituían el 5% de la población.

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