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Botella abre un centro en la Casa de Campo para los indigentes y cierra el metro como refugio

El Ayuntamiento de Madrid no abrirá este año el túnel de la estación del metro de Atocha que servía de cobijo a las personas sin hogar en los días más crudos del invierno. En su lugar habilitará como refugio de emergencia unos prefabricados de la Casa de Campo, junto a la estación de Lago, que fueron usados por las constructoras en la ampliación de la línea 10 del suburbano.

Roberto Collado, director municipal de Servicios Sociales, concejalía de la que es responsable Ana Botella, explica que se pretende ofrecer a los sintecho un lugar más digno que el túnel del metro. "Los prefabricados, con una superficie de 400 metros cuadrados, se están habilitando para albergar a más de 100 personas por noche. Estarán climatizados y dotados de servicios diferenciados para hombres y mujeres y en ellos se dará atención social y también desayunos y cenas, no sabemos aún si frías o calientes", dice.

Collado señala que a este refugio se podrá entrar y salir durante la noche y que en él no se exigirá documentación alguna. "Seguramente no tendrá camas, sino colchonetas", añade, y puntualiza que un autobús saldrá todas las noches desde la estación de metro de Atocha para llevar a este refugio a los indigentes que no quieran o puedan acudir a él por su propio pie. El dispositivo abrirá cuando las temperaturas bajen de cero grados.

Críticas

El refugio del metro ha sido criticado durante años por la oposición y las asociaciones que trabajan con marginados por considerarlo un alojamiento "indigno". Se trata de un túnel sin ventilación ni agua en el que se llegaban a hacinar, tumbadas en el suelo sobre cartones, hasta 130 personas con un solo servicio para todas ellas. El año pasado albergó a diario a una media de 90 personas (el 70% inmigrantes), cuando estaba previsto para 80.

Antonio Rodríguez, presidente de la red Faciam de albergues religiosos, considera que "cualquier cosa es mejor que el metro", pero ve "insuficiente" la alternativa ofrecida por el Consistorio. "Lo que hay que hacer es crear una red de pequeños centros de acogida de calidad", añade.

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Pilar Bravo, responsable de Servicios Sociales de CC OO en el Ayuntamiento, denuncia que el Consistorio "está creando un gueto de marginados en la Casa de Campo". "Nos preocupa esa obsesión por crear servicios para excluidos en un mismo espacio alejado", añade. Se refiere a que en una misma zona de la Casa de Campo, la más próxima a la avenida de Portugal, hay cuatro albergues para indigentes (el nuevo, el de Mayorales, el de inmigrantes de Cruz Roja y el Puerta Abierta) y un centro de metadona para toxicómanos.

Collado asegura que se han buscado otras ubicaciones. "Pero algunas estaban demasiado alejadas y otras no tenían espacio suficiente. Además, la concentración de albergues en una misma zona de la ciudad puede facilitar el trabajo social", concluye.

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