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LA POSGUERRA DE IRAK

Bush asegura que está demostrado que Sadam era un peligro

Una encuesta refleja una fuerte caída de la popularidad del presidente de EE UU

Sin mostrar excesivo interés en la falta de pruebas sobre el supuesto arsenal iraquí, el presidente de EE UU, George W. Bush, defendió ayer la invasión de ese país como algo necesario para la seguridad del mundo. Su enviado a la búsqueda de las armas, David Kay, compareció por segundo día consecutivo en el Capitolio para reconocer que ni él ni su equipo de 1.400 investigadores han podido encontrar resto alguno del arsenal.

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Kay ha pedido nueve meses más y Bush quiere darle también otros 600 millones de dólares. Una encuesta sitúa a Bush en el peor nivel de opinión de su presidencia. En una entrevista en la PBS, Kay prometió que en un periodo de seis a nueve meses podrá determinar con certeza si había o no armas en Irak. Cuando venza ese plazo, Bush estará metido en la recta final de la campaña presidencial; si no aparecen armas, el Gobierno de EE UU necesita que el informe final incluya alguna válvula de escape que permita certificar las aspiraciones químicas, biológicas o nucleares de Sadam Husein a pesar de la inexistencia de armas. Pero Kay promete no dejarse influenciar por las presiones de la Casa Blanca: "Creo que tienen mucha confianza en el equipo que dirijo y creen, como muchos otros, que las armas están allí en algún lado. Yo les he dicho que si las armas están allí, las encontraremos. Pero si no están allí, no dudaré en certificar que las armas no están, ni estaban antes", dijo en la entrevista.

Las comparecencias de Kay en el Capitolio provocaron diferentes grados de frustración incluso en las filas republicanas. "No estoy satisfecho con lo que he escuchado hoy", llegó a decir el presidente del comité de Inteligencia del Senado, Pat Roberts, republicano.

En las filas demócratas, las explicaciones de Kay provocaron auténtica furia. La líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, llegó a decir que los resultados del informe demuestran que no existía la amenaza clara de la que tanto hablaba Bush "y que había más tiempo para la diplomacia antes de ir a la guerra".

Bush se aferró a un pasaje del informe Kay para tratar de demostrar que, según él, arrebatar el poder a Sadam Husein era indispensable para la estabilidad internacional. Dijo que los trabajos del equipo de investigadores muestran cómo Sadam "engañó activamente a la comunidad internacional".

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Había ayer un esfuerzo concertado en los gobiernos estadounidense y británico por restar valor a la falta de pruebas. El jefe de la diplomacia británica, Jack Straw, dijo: "Tenemos todos que acordarnos de que la coalición decidió atacar Irak para eliminar el régimen de Sadam Husein porque estaba en violación clara de la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad". Que la guerra se justificara con acusaciones falsas sobre el arsenal iraquí parecía ayer un elemento poco relevante para los Gobiernos de la "coalición".

No lo era, sin embargo, para la opinión pública de EE UU. Una amplia encuesta de The New York Times y la cadena de televisión CBS refleja una caída libre en los índices que valoran la gestión de Bush no sólo en política exterior, sino también en su manejo de la economía interna. La mayoría de los estadounidenses se muestran convencidos de que Bush no comparte sus prioridades ni sus preocupaciones. Sólo el 45% de los encuestados tiene confianza en la capacidad de Bush para manejar una crisis internacional (era el 66% en abril). Nueve de cada diez están convencidos de que la guerra no ha terminado y seis de cada diez no quieren que su país gaste más dinero en esa contienda. Sólo el 41% cree que mereció la pena invadir Irak, frente al 53% que opina lo contrario. Peor aún: sólo el 40% de los votantes cree que Bush tiene capacidad para levantar la economía del país. Como resultado final, el índice de valoración del trabajo de Bush queda en un 51%, lejos del 90% que consiguió después del 11-S o el 70% que disfrutaba al comienzo de la guerra contra Irak. "A veces a los estadounidenses les gustan las decisiones que tomo, y a veces no. Pero tienen que saber que las decisiones duras las tomo basadas en lo que yo pienso que es correcto", dijo Bush sobre la encuesta.

Bush y el ex jefe de policía de Nueva York, Bernard Kerik, ayer.
Bush y el ex jefe de policía de Nueva York, Bernard Kerik, ayer.REUTERS

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