Un médico asume personalmente la eutanasia del tetrapléjico Humbert
El presidente Chirac estuvo representado en las exequias por un colaborador de alto rango
"Si me preguntan: '¿quién ha dado muerte a Vincent Humbert?', contesto: Fui yo". El doctor Frédéric Chaussoy, jefe del servicio de reanimación del hospital de Berck-sur-Mer, ha asumido personalmente la desconexión del respirador que mantuvo con vida al tetrapléjico de 22 años durante unas horas, después de que su madre le administrara una dosis de barbitúricos que suponía iba a ser mortal. El joven fue incinerado ayer, tras unas honras fúnebres a las que asistió un colaborador de alto rango del presidente Chirac y en medio de un debate sobre la eutanasia.
"Habríamos podido decir que fue una complicación, una parada cardiaca", continúa el doctor Chaussoy. "Sabemos mentir muy bien, se hace regularmente y habríamos podido continuar con esta tradicional hipocresía. Pero valía más decir la verdad. De modo que se ha dicho y se asume".
La declaración del doctor Chaussoy supone la confesión de que él y su equipo han realizado un acto de eutanasia activa. Ya lo apuntaron el viernes pasado, día del fallecimiento de Vincent, cuando hablaron de una decisión "colectiva" para "limitar las terapéuticas activas" aplicadas en el intento de reanimarle. Ahora, el jefe del equipo médico no ha podido ser más explícito: "Fui yo".
El médico precisa que en la decisión participaron tanto el equipo de reanimación como los médicos que habían atendido al muchacho durante los tres años que pasó en el hospital, mudo y casi ciego, pero consciente durante muchos meses y sin otra posibilidad de comunicación que el ejercicio de una presión limitada con el pulgar de la mano derecha. Razones por las que había pedido el derecho a morir, primero en una carta a Chirac y después a través de un libro. "Mi único miedo era que Vincent volviera al estado anterior", explica el doctor, que reservó su declaración a la agencia France Presse, sin duda midiendo las palabras.
La iniciativa contribuye a exculpar a la madre de Vincent Humbert como principal responsable. Pero también tiene efectos políticos, porque desestabiliza la voluntad de una parte del Gobierno francés, que era partidario de cerrar el debate cuanto antes. El sábado pasado, el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, expresó su convicción de que "la vida no corresponde a los políticos".
El cambio de tono es ahora evidente. El grupo parlamentario de la Unión por la Mayoría Popular (UMP), que tiene mayoría absoluta, ha decidido mantener vivo el debate, apoyando la creación de una "comisión informativa" en la Asamblea Nacional (equivalente al Congreso de los Diputados). El propio presidente de la Cámara, Jean-Louis Debré, lo anunció así. Como en Francia es importantísimo hacer las cosas sin llamarlas por su nombre, el objeto de esta comisión no es "la eutanasia", sino "el fin de la vida".
Técnicamente no existe en Francia un tipo penal específico para la eutanasia: los tribunales han condenado a diversas personas por homicidio cuando juzgan casos de ayudas directas a morir, y por "denegación de auxilio a personas en peligro" cuando se trata de conductas pasivas. Lo que se debate es si la eutanasia debe ser simplemente aceptada o tolerada cuando concurran determinadas circunstancias o si necesita una "excepción específica" en la tipificación de las conductas homicidas.
Durante las exequias del muchacho, celebradas ayer, su padre leyó un mensaje de adiós, atribuido al hijo, en el que éste expresa su ardiente deseo de que su marcha no provoque sufrimientos. "Quisiera que mi familia pensara en mí como en alguien que les quiso mucho (...) y que acepten mi marcha como una cosa muy simple y muy natural".
Varios centenares de personas estuvieron presentes en la iglesia de Berck-sur-Mer, donde se celebró el acto, y en sus inmediaciones. Entre los asistentes se encontraba el secretario general adjunto de la Presidencia de la República, que representaba al jefe del Estado, Jacques Chirac.
Es pronto para saber si el presidente francés está decidido a dar una solución al problema de la eutanasia. Pero los pasos que va dando, desde luego con pies de plomo, invitan a pensarlo. De momento, la policía ha llamado a declarar a todo el equipo médico que tuvo que ver con el caso de Vincent Humbert, entre ellos al doctor que le desconectó del respirador.
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