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El Papa mantiene la hegemonía europea entre los cardenales que elegirán al sucesor

Un purpurado brasileño rompe el silencio y apuesta por un pontífice latinoamericano

Enric González

Juan Pablo II ha mantenido, tras el nombramiento de 31 nuevos cardenales, la histórica hegemonía europea en el Colegio Cardenalicio, pese a la pujanza del catolicismo americano, que cuenta ya con prácticamente la mitad de los miembros de la Iglesia, y la vitalidad de las congregaciones africanas. Europa, que reúne al 27% de católicos del mundo, dispone de 66 cardenales, frente a los 24 de América del Sur (43% de católicos) y los 14 de América del Norte (6,7%). Este desequilibrio, existente desde Pablo VI, provocó ayer que el arzobispo de Río de Janeiro, recién designado cardenal, rompiese el tradicional silencio sobre la sucesión papal y apostase públicamente por un papa suramericano.

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El Consistorio convocado para el próximo 21 de octubre, en el que se formalizará el nombramiento de los nuevos cardenales, no acarreará cambios sustanciales respecto a la última ampliación, realizada en 2001. Como entonces, los "príncipes de la Iglesia" con derecho a voto en un cónclave para la sucesión papal serán 135, justo 15 más del máximo de 120 establecido por Pablo VI; el desequilibrio, sin embargo, se corregirá en poco tiempo, ya que numerosos cardenales están próximos a los 80 años, la edad en que se pierde el voto. Como entonces, Europa será preponderante. Y, como entonces, se mantiene un relativo equilibrio entre "conservadores" y "moderados".

El Papa, que ha adelantado unos meses el Consistorio y que, según sus próximos, es muy consciente de sus limitaciones físicas y de que, a los 83 años y afectado por serias enfermedades, se halla en el crepúsculo de la vida, no ha aprovechado la nueva "nómina" cardenalicia para enviar algún tipo de mensaje sobre sus deseos respecto a la sucesión. América Latina es considerada desde hace tiempo candidata a situar a uno de los suyos en la cátedra de San Pedro; Juan Pablo II, sin embargo, no ha realizado gesto alguno para indicar una preferencia personal en ese sentido. Más bien al contrario: ha reducido el número de latinoamericanos de 27 a 24.

En realidad, Juan Pablo II ha mantenido durante sus 25 años de pontificado, con ligerísimas variaciones, el statu quo cardenalicio que legó Pablo VI, y que Juan Pablo I, el Papa de los 33 días, no tuvo tiempo de modificar.

Eusebio Oscar Scheid, de 70 años, arzobispo de Río de Janeiro y uno de los cardenales de la última hornada, rompió ayer la tradicional discreción de la jerarquía sobre las elecciones papales y se refirió a la hipótesis de un americano al frente de la Iglesia católica. "Creo que hay grandes posibilidades de que el nuevo Papa sea de América Latina", dijo, "porque es una región tradicionalmente católica". Pero agregó un matiz: "Si yo tuviera que votar ahora, lo haría por un africano, porque África es un continente que sufre mucho".

De los aproximadamente 1.050 millones de católicos en el mundo (el 10% de la población planetaria), casi la mitad viven en América; el 26% están en Europa, y el 12%, en África.

Sin embargo, tras los últimos nombramientos, Latinoamérica tiene 24 cardenales y América del Norte tiene14, África cuenta con 13, y Europa mantiene una mayoría con 66. Dentro del grupo europeo, Juan Pablo II ha hecho aumentar de manera sustancial el número de cardenales de los países del Este (son 17, frente a los siete de cuando accedió al papado), pero ha respetado la primacía italiana, con 23 "príncipes".

En la lista de nuevos cardenales leída el domingo en la plaza de San Pedro se mantuvo un nombre in pectore, en el pecho del Papa, es decir, en secreto. Según todos los observadores, esa plaza cardenalicia temporalmente anónima podía corresponder o bien a Joseph Zen Ze-Kiun, arzobispo de Hong Kong, enfrentado al Gobierno de Pekín; o bien a Stanislao Dziwisz, secretario personal de Juan Pablo II. Ayer, el Papa nombró arzobispo a Dziwisz y a otros dos de sus más directos colaboradores: James Michael Harvey, prefecto de la Casa Pontificia, y Piero Marini, maestro de ceremonias litúrgicas pontificias. Los tres mantendrán, por el momento, sus presentes ocupaciones.

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