La Iglesia de Venezuela cree que Chávez es "un gran fracaso social"
El presidente de los obispos acusa al mandatario de actuar con impunidad
"Ejercicio abusivo del poder" y "un gran fracaso social". Los calificativos del presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, el arzobispo Baltazar Enrique Porras Cardozo, contra el primer mandatario de su país no dejan lugar a dudas. Los eclesiásticos parecen haber colmado su paciencia, con una dialéctica que tampoco es manca de la otra parte. Al arzobispo Porras le había dicho el presidente Hugo Chávez hace 10 días que "debería quitarse la sotana porque no es digno de ser un hombre de Cristo" y por haberse erigido en "portavoz de la oposición". Porras estudió en la Universidad Pontificia de Salamanca y está en Madrid camino de Roma para los actos del 25º aniversario de la elección del papa Juan Pablo II.
Porras fue quien acudió en auxilio de Chávez, a petición de éste, cuando un confuso golpe de Estado le despojó temporalmente de la presidencia de la República en abril de 2002. El prelado fue entonces el garante de la vida del mandatario en apuros, aparentemente dispuesto a exiliarse en un avión con destino a Cuba, y conversó con Chávez durante horas a pesar del enfrentamiento institucional y personal que mantenían.
Pero las promesas de diálogo de entonces han saltado por los aires con el referéndum revocatorio como fondo. El arzobispo Porras, que aceptó el pasado fin de semana un largo encuentro con la Asociación de Periodistas de Información Religiosa (APIR), vuelve a definir a Hugo Chávez como un "hombre con un ansia profunda de poder y una concepción totalizante del gobierno".
El presidente de los obispos de Venezuela dibuja una situación catastrófica de su país. "Se han deteriorado la paz y la convivencia, y han aumentado la pobreza y el desempleo, con el consiguiente crecimiento de la corrupción, la violencia, los homicidios y los secuestros". También cree que la conflictividad política supera los límites de la tolerancia. "Existe una terrible desconfianza hacia las instituciones públicas por su falta de credibilidad", porque Chávez "ha sido extraordinariamente voluble en las ejecutorias, ya que los cambios de legislación son constantes y todo se justifica según el momento", dijo.
"El Gobierno intenta revestir de legalidad cuanto hace, pero la realidad es que aprovecha su mayoría para que los derechos de las minorías no aparezcan", añade el prelado venezolano. La virulencia del conflicto público entre la jerarquía católica y el Gobierno chavista la justifica en que el país vive en un clima de "amedrentamiento permanente, que provoca el silencio de muchos sectores, lo que obliga a la Iglesia a ser portavoz de los que no tienen voz".
La consulta popular
Sobre la exigencia de una consulta popular (el refrendo revocatorio) a mitad del mandato de Chávez con la esperanza de echarle del poder, el arzobispo explicó que en una democracia no basta la legitimidad de origen, sino que también se necesita "la legitimación en el ejercicio y el uso del poder". "Cuando se ganan unas elecciones no se tiene una patente de corso, hay que dar respuesta a las expectativas sociales y a lo que se ha ofrecido", explicó.
El arzobispo vislumbra tras el "discurso populista" de Chávez una idea de "llevarnos al mar de la felicidad, con Cuba como espejo, y unas consecuencias desastrosas de enfrentamiento y de pobreza creciente". "Es una mezcla de populismo y golpismo, con la expresión de una concepción de sentido totalizante de la realidad social, por no decir totalitario, y con una visión de izquierda que en cualquier parte del mundo sería trasnochada", concluyó.
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