Masificación en Zabaloetxe
La llegada de una treintena de menores inmigrantes al centro de acogida de Loiu duplica su capacidad y complica la convivencia
Una treintena de menores inmigrantes ha ingresado en lo que va de mes en el Centro Residencial Zabaloetxe de Loiu, lo que duplica su capacidad real de acogida y vuelve a poner sobre la mesa la falta de espacio y de medios. Esta ausencia de plazas está propiciando que actualmente dos y tres jóvenes tengan que compartir cuatro metros de habitación y dormir sobre el suelo de baldosa. Además de carecer de las mínimas medidas de higiene, según han informado fuentes del personal del colegio. La residencia dispone de 54 camas, de las que 36 están ocupadas de manera fija por los menores establecidos, por lo que sólo quedan 16 para los itinerantes.
El problema se viene arrastrando desde el pasado verano ya que durante esos meses se superó en 13 la media de acogimientos, lo que impidió la existencia de camas para todos. Sólo durante la primera quincena de septiembre ingresaron en Zabaloetxe 21 menores de edad; en un fin de semana se contabilizaron hasta seis de golpe. Las oleadas de menores proceden en su mayoría de Marruecos (la mitad de ellos de Tánger). El pasado año fueron acogidos en el centro 266 marroquíes de los 337 llegados en total a Euskadi.
El número de residentes es muy variable, ya que muchos sólo están en el centro unos días. Otros regresan de manera intermitente. También se dan circunstancias como que sea la propia dirección la que facilita el desplazamiento de los jóvenes a otros lugares, según han reconocido en diferentes ocasiones en el centro y en la Diputación de Vizcaya, responsable legal de los menores.
Presupuesto cerrado
"La masificación conlleva problemas de higiene agravados por la falta de personal de limpieza, y son los chavales quienes tienen que hacerse cargo. Tenemos contagios de sarna, hepatitis y otras enfermedades con demasiada frecuencia", explica un trabajador.
Personal del centro señala que hay una contradicción entre la entrada ilimitada de menores y el presupuesto cerrado, que impide dotar de ropa y calzado a quienes llegan con lo mínimo. "Les ves en pleno invierno con camiseta corta y chancletas de piscina, cuando no descalzos".
Los problemas se agravan con la presencia de menores nacionales que cumplen condenas judiciales ante la falta de un centro de estas características en Euskadi. "No existe una infraestructura adecuada para tratar a estos jóvenes. Este colectivo, violento en su mayoría, ocasiona múltiples destrozos y agresiones tanto a otros menores como a los propios educadores. Se han dado casos de agresiones con arma blanca", aseguran en el centro.
Los educadores recalcan que todos los chicos llegan con la intención de conseguir papeles y un trabajo, pero terminan abandonando el centro por impaciencia y por lo que consideran "desprotección institucional", además de por la falta de una cama donde dormir, ropa y cuidado de necesidades mínimas.
Abrir un nuevo centro
Los educadores de la residencia de Loiu sostienen que gran parte de estas dificultades podrían paliarse si se abriera un nuevo centro. La Diputación de Vizcaya barajó esta posibilidad el pasado año ante la afluencia masiva de menores. Incluso estuvo a punto de adquirir un caserío en Urduliz pero, finalmente, el proyecto no prosperó ante la negativa de los propietarios a venderlo. Posteriormente, la Diputación decidió que no había necesidad de más residencias.
El personal que trabaja en Zabaloetxe dice sentirse "desprotegido" y tampoco ven cumplidas sus reclamaciones laborales. Por ello, los tres sindicatos con representación en el centro, ELA, CC OO y UGT, estudian demandar a la dirección del centro.
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