Los ataques se extienden a una TV estadounidense
Siete civiles iraquíes mueren al caer un obús en un barrio popular de Baquba, cerca de Bagdad
Ocho soldados estadounidenses resultaron heridos ayer en Mosul, a 300 kilómetros al norte de Bagdad, cuando el convoy en el que viajaban sufrió una emboscada en la que fue atacado con armas automáticas y bombas. El ataque se produjo dos horas después de que una bomba estallara en un hotel de la capital iraquí donde se alojan los periodistas de la cadena NBC de EE UU. Además, siete civiles iraquíes murieron y otros trece resultaron heridos anoche por la caída de un obús de mortero en una plaza de un barrio popular de Baquba, a 60 kilómetros al noreste de Bagdad, según la agencia France Presse, que citaba fuentes policiales y médicas.
En el atentado en Mosul murió un empleado del hotel y otras dos personas resultaron heridas. "El convoy estaba formado por vehículos acorazados ligeros (conocidos como Humvees) que fueron alcanzados por la explosión de varias minas. A las explosiones les siguió el fuego de armas automáticas", explicó una portavoz militar estadounidense, quien añadió que tres de los heridos en la emboscada se encuentran en estado grave. El ataque se produjo a las nueve de la mañana (dos horas menos en España). La zona de Mosul, donde se encuentran algunos de los yacimientos de petróleo más abundantes de Irak, es desde hace meses escenario de numerosos atentados contra la industria del petróleo, lo que obliga a los militares de EE UU a realizar numerosas patrullas y a exponerse más que en otros lugares del país. La misma portavoz confirmó que en la noche del miércoles una bomba lanzada contra un cine de Mosul mató a dos espectadores iraquíes.
Justo dos horas antes de la emboscada, un artefacto compuesto por cinco kilos de explosivos estallaba en el hotel Al Aike, situado en el barrio bagdadí de Karrade y donde la emisora estadounidense de televisión NBC había instalado su cuartel general. Un empleado de seguridad de origen somalí murió en la explosión y otras dos personas resultaron heridas; un técnico de sonido canadiense y otro empleado del hotel. La bomba había sido colocada en el generador del hotel, un pequeño edificio de tres plantas donde ayer por la mañana todavía permanecían alojados los periodistas estadounidenses "con el susto en el cuerpo", confesaba un productor. La explosión produjo además numerosos daños en la planta baja del establecimiento. Se trata del primer ataque directo contra los edificios donde se alojan los periodistas extranjeros en Irak.
Numerosos medios han abandonado en los últimos meses los dos grandes hoteles donde se concentra la prensa internacional, por considerarlos un objetivo demasiado atractivo y han buscado acomodo en hoteles más pequeños. De hecho, el hotel Al Aike no contaba con ninguna indicación exterior de que su interior se hubiera convertido en la sede de la NBC y los guardias que vigilaban la puerta no son diferentes a los que se pueden ver en todos los demás hoteles.
Sin embargo, estos edificios, al contrario que los grandes hoteles, no cuentan con protecciones especiales como barreras de cemento, alambradas de espino o vigilancia permanente del Ejército de EE UU, lo que les hace más vulnerables ante un atentado. Ayer por la tarde, la dirección de la NBC debatía qué debía hacer su numeroso equipo en Bagdad. El atentado además supone la confirmación de que todos los extranjeros en Irak y los iraquíes que están relacionados con ellos se han convertido en objetivos. Sin embargo, algunos vecinos de la zona que se congregaron para observar los efectos de la bomba apuntaban a que quizá hubiera otra razón para el atentado: la venganza personal. Estas personas aseguraron que el propietario del hotel atacado formaba parte del círculo de amigos de Uday Husein, hijo del depuesto dictador iraquí.
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