Estupor y desagrado
A través de este medio escribo al fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, en mi condición de presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, con motivo del reportaje que concediera al diario español EL PAÍS, y que fuera publicado en el ejemplar del 31 de agosto pasado bajo el título En Harvard se estudian los casos de Garzón, oportunidad en la que sostuvo, entre otros conceptos, que: "En Argentina hay jueces que son criminales. Extorsionan a la gente, por ejemplo. Te meten preso y no te dejan en libertad si no les pagas".
Debo transmitirle que tal expresión, que supera el sentido de la crítica, ha causado estupor y profundo desagrado en nuestro ámbito porque, dicha de esa manera, sin precisión alguna que delimite sus alcances, resulta susceptible de dejar en el exterior la errónea e injusta impresión de que pueden tratarse de conductas generalizadas que involucran a un importante porcentaje de jueces o que, cuando menos, se tolera pasivamente esa forma de criminalidad, de la que, dicho sea de paso, hasta ahora no se tiene un conocimiento cierto y concreto.
Contrasta así con la realidad de nuestro país, en el que la inmensa mayoría de los jueces se conducen con probidad y equidad; investigan y sancionan enérgicamente los aislados casos de corrupción que se producen en su seno y que son denunciados, porque no están dispuestos a encubrirlos por un falso sentido corporativo; se preocupan, como nunca antes, por su formación y capacitación para estar a la altura de las exigencias de la sociedad actual; realizan ingentes esfuerzos por recuperar la confianza ciudadana en la justicia, y todo cuanto se relaciona con los comportamientos éticos es hoy materia de constante discusión y tratamiento.
La cuestión es tanto más trascendente por la influencia que tiene su palabra en virtud del cargo que ocupa, el indudable prestigio internacional del que goza, y por haber sido integrante de la Justicia Nacional y ejercido la profesión de abogado en este medio.
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