Periodistas lusos y catalanes proponen un nuevo modelo de relaciones en la Península
Un foro analiza los retos comunes que afrontan Barcelona y Lisboa
La Europa de la Unión ha reducido los poderes a los Estados, pero ha abierto puertas a un nuevo papel de las regiones y en especial a un nuevo modelo de cooperación dentro de la península Ibérica. Periodistas catalanes y lusos defendieron ayer, en un debate celebrado en la ciudad portuguesa de Sintra, una Península multipolar y reclamaron que las relaciones entre España y Portugal no se limiten sólo a Lisboa y Madrid.
Los participantes en el debate fueron convocados por la Fundación Cataluña-Portugal y
se centraron especialmente en la concentración de los centros de decisión económicos en Madrid.
"Portugal tiene que posicionarse dentro de la Península, pero este planteamiento no tiene que ser entre Lisboa y Madrid. Deben desarrollarse otras formas de cooperación transversal", afirmó Maria do Carmo Belard-Kopke, secretaria general de la fundación, constituida en 2000 por empresarios y entidades de los dos países peninsulares, que entienden que los retos actuales que afrontan Lisboa y Barcelona son comunes.
La más importante conclusión a la que se llegó en el foro celebrado en la ciudad portuguesa de Sintra es que existe un enorme desconocimiento entre los dos países. Y éste es el mayor obstáculo para desarrollar unas nuevas relaciones económicas. "Tenemos que pasar a hablar de relaciones entre Portugal y las Españas", propuso Nicolau Santos, editor de economía del semanario Expresso, para ilustrar que la mayoría de los portugueses desconocen la multiculturalidad española.
Pese a esta ignorancia mutua, Portugal y España mantienen estrechas relaciones económicas. Unas 3.000 empresas españolas operan actualmente en el territorio portugués y unas 300 compañías lusas están actuando al otro lado de la frontera. España es el mayor aliado comercial de Portugal: es el primer proveedor del mercado luso (las compras a España representan el 27% de las importaciones portuguesas) y el segundo cliente de Portugal (el 19,4% de las exportaciones de este país se dirigen a España).
Frenar el capital extranjero
El peso del capital extranjero en la economía portuguesa y la concentración fuera del territorio luso de sedes de empresas que dominan algunos sectores estratégicos de la actividad impulsaron a 40 empresarios e intelectuales portugueses, en octubre de 2002, a solicitar al Gobierno de Lisboa una serie de medidas que frenasen la invasión de capital extranjero y la pérdida de centros de decisión económicos importantes. En el documento, conocido como el Manifiesto de los 40, se advertía de que sin estas medidas peligraría la soberanía nacional portuguesa. Los firmantes del documento fueron acusados de defender el proteccionismo, pero muchas voces críticas se inclinaron por plantear la cuestión de otra forma: Lisboa debe intentar captar más capital extranjero, sea o no español, porque ahí radica el desarrollo del país. Pero, a la vez, debe considerarse a sí misma como otro polo económico estratégico dentro de la Península, al mismo nivel que se encuentran Barcelona y otras ciudades españolas.
Las regiones de cooperación económica transfronteriza (como la que existe entre Galicia y el norte de Portugal, por ejemplo) son ya el primer embrión del que puede ser el nuevo modelo económico de la Península, pero todavía hay que desarrollar "mecanismos de confianza", afirmó Adriano Moreira, intelectual portugués, ex ministro de Asuntos Exteriores y experto en geopolítica. Otro paso para mejorar las relaciones interregionales sería, en opinión de los participantes en la reunión, incrementar el conocimiento y el intercambio entre las culturas catalana y portuguesa.
En el primer Fórum de Comunicación de la Fundación Cataluña-Portugal participaron, entre otros, el director adjunto de EL PAÍS Xavier Vidal-Folch; Jaume Arias, de La Vanguardia; Rosa Massagué, de El Periódico de Catalunya; José Manuel Fernandes, director de Público, y Mario Bettencourt Resendes, director del Diario de Noticias.
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