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Aznar dice que "todos los pasos de Libia son positivos" tras pasar cuatro horas con Gaddafi

"Este país está haciendo exactamente el camino contrario al de Cuba", asegura el presidente

El presidente del Gobierno, José María Aznar, se mostró ayer "confiado" en el futuro de Libia y optimista de que el régimen del coronel Muammar el Gaddafi "consolidará plenamente" el proceso de "normalización internacional" que ha comenzado. Aznar, que entre la noche del miércoles y la mañana de ayer pasó totalmente a solas tres horas y cuarenta y cinco minutos con Gaddafi, valoró, además, que "todos los pasos dados por Libia son positivos", y aseguró que "Libia está haciendo el camino exactamente contrario a Cuba, y eso conviene saberlo".

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El presidente del Gobierno se acogió, sin embargo, al secreto de las conversaciones para no precisar mucho más lo que ha logrado saber acerca de los planes del líder libio y de su compromiso de reformar su régimen. "Yo soy discreto en estas cuestiones y lo voy a seguir siendo, porque es así como se hacen las cosas mejor", dijo.

Previamente, Aznar se había atribuido un cierto papel en el comienzo mismo de la transición libia, al decir que su viaje de ayer era consecuencia "de muchos contactos discretos durante los cuales se ha procurado la incorporación de Libia a la comunidad internacional". "Dentro de esos contactos", añadió, "adquirí el compromiso de venir, y eso es lo que he hecho". No quiso precisar, sin embargo, si lleva alguna promesa o mensaje de Gaddafi para el presidente estadounidense, George W. Bush, con el que se reunirá el martes en Nueva York. Estados Unidos mantiene sus sanciones contra Libia, como la propia Unión Europea sigue aplicando su embargo sobre las ventas de armamento y tecnología de doble uso.

Lo hablado por Aznar y Gaddafi a solas, sin más ayuda que el intérprete, durante dos horas tras le cena del miércoles y otra hora y cuarenta y cinco minutos en la mañana de ayer queda, pues, cubierto por la reserva.

En presencia de sus colaboradores, durante la cena, la conversación del presidente español y el líder libio fue más bien intrascendente. En público, cuando compareció ayer por la mañana ante catorce empresarios españoles junto al primer ministro, Shukri Ghanem, ambos se limitaron a elogiar la apertura económica libia, que ayer dio un primer fruto para las empresas desplazadas: el contrato de una línea de transporte eléctrico por valor de 300 millones de euros que firmaron Abengoa y Cobra.

Durante la rueda de prensa que ofreció tras despedirse de Gaddafi, Aznar elevó, sin embargo, su apreciación del ámbito de las reformas, al describir genéricamente los siguientes pasos positivos del régimen: "El compromiso libio de la lucha antiterrorista, su presencia en las organizaciones internacionales, su aspiración a entrar en la Organización Mundial del Comercio, la organización de un proceso de apertura económica, la posibilidad de contar con Libia como factor de estabilidad".

No habló de proyectos de reforma de unas instituciones políticas criticadas unánimemente desde la defensa de la democracia y los derechos humanos, pero su referencia antes citada a la superioridad de la vía libia sobre la cubana se produjo como respuesta a la pregunta de por qué tiende la mano a Gaddafi y se la niega a Fidel Castro.

Tampoco quiso comprometer una respuesta a la pregunta de si el líder libio había aceptado las condiciones de respeto a los valores de la libertad y los derechos humanos que exige la Unión Europea para incorporarse al diálogo euro-mediterráneo, un objetivo que persigue Europa por motivos de estabilidad pero Gaddafi rehúye con el argumento de que a él le interesa más la integración en el entorno africano. "La integración de Libia en el proceso euro-mediterráneo forma parte del proceso de su normalización, pero hay que dar tiempo al tiempo", dijo Aznar, tras indicar que había animado a Libia a negociar con la UE un acuerdo global sobre inmigración.

El presidente pasó asimismo de puntillas sobre sus diferencias notorias con Gaddafi acerca de los conflictos de Irak y Oriente Próximo. Explicó a un periodista árabe que atentados como el de la sede de la ONU en Bagdad "son terrorismo" y que, por eso, no es posible desplegar en Irak una fuerza de interposición de la ONU. En ese contexto, reiteró afirmaciones previas de sus colaboradores en el sentido de que "es absolutamente normal" que los líderes de Alemania, Francia y Reino Unido no le inviten a la reunión que celebrarán el sábado en Berlín para tratar este asunto.

Sobre el conflicto árabe-israelí, insistió en la necesidad de aplicar la Hoja de Ruta. Lo único que la delegación española dejó trascender sobre la posición de Gaddafi es su "preocupación" por la suerte del presidente Yasir Arafat.

Atendiendo el interés de la prensa árabe por el futuro de Tayseer Alouny, el periodista de la cadena Al Yazira procesado por el juez Baltasar Garzón como cómplice de Al Qaeda, Aznar explicó que es un tema que no tiene nada que ver con el Gobierno, porque "la justicia española es absolutamente independiente".

Muammar el Gaddafi muestra a José María Aznar el caballo de raza árabe que ha regalado al presidente español.
Muammar el Gaddafi muestra a José María Aznar el caballo de raza árabe que ha regalado al presidente español.EFE

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