De cómo enamorarse de siete perdedores
La vis cómica de un amplio grupo de actores brilla en 'Días de fútbol', primer filme del guionista David Serrano, que recupera el espíritu y el equipo de 'El otro lado de la cama'
Barrio de La Elipa, Madrid, siglo XXI. Siete treintañeros, perdedores natos y aquejados del síndrome de Peter Pan, deciden, a la salida de la cárcel de uno de ellos, hacer caso de sus dudosas dotes de psicólogo y montar un equipo de fútbol 7. El terapeuta-taxista (Ernesto Alterio) cree que sus frágiles amigotes necesitan ganar a algo, a lo que sea, para ver la vida de otra forma. Sus novias, más maduras y sensatas, tratan entretanto de alcanzar una vida sexual y sentimental más o menos satisfactoria. Éste es el punto de partida de Días de fútbol, primera película que dirige David Serrano, que con 26 años escribió El otro lado de la cama y ahora, a los 28, vuelve con una nueva comedia coral, esta vez sin canciones pero con el mismo humor.
"Estos actores son genios", dice Serrano. "Son los coguionistas de la película"
La película, que se estrena hoy, es un homenaje de Serrano a Rafael Azcona: "Yo no tengo ni su inteligencia ni su talento para hacer denuncia social, y no soy muy partidario de los mensajes políticos; bastante tengo con tratar de dibujar bien los personajes. Pero sus comedias son sin duda las mejores del cine español".
Serrano basa la película en el trabajo actoral. Junto al espléndido macarra que crea Ernesto Alterio, repiten varios de los que ayudaron a convertir la película de Emilio Martínez Lázaro en la cuarta más vista del cine español. Alberto San Juan pasa de taxista chorizo a "cagón" acomplejado y chupatintas, enamorado de una indecisa y romántica chica de barrio (Natalia Verbeke), hermana de la dura Patricia (Nathalie Pozas), que apenas aguanta a su santo, policía municipal, merengue y cantautor (Luis Bermejo).
También repite María Esteve, como frustrada mujer de un atlético parco y sufridor (Roberto Álamo). Y Secun de la Rosa, eterno estudiante de Derecho que no se come un rosco. Entre los sin cama, Pere Ponce es un actor de televenta; la estupenda Pilar Castro da vida a una tintorera disfrutona; Eva Santolaria es su compañera, aún más disfrutona, y Lola Dueñas hace una breve aparición como novia de Alterio. Guillermo Toledo tiene una fugaz presencia como dominguero pendenciero.
Pero quizá la gran revelación es Fernando Tejero. El cordobés encarna a un ex presidiario golfo y listo como el hambre. "El personaje es un regalo de David. Vino al rodaje de Torremolinos
73, había allí un hombre y me dijo: 'Fíjate en ése, que vas a ser tú en Días de fútbol'. No fue difícil, el personaje es redondo y en mi infancia viví en un barrio gitano".
"Estos actores son genios", dijo Serrano tras el pase de prensa, esta semana en Madrid. "Han aportado muchas cosas brillantes: son coguionistas. Y por eso la película me gusta mucho más de lo que me gustaba el guión".
La frenética sucesión de frases y réplicas brillantes, y algunas secuencias como la fellatio en un restaurante a San Juan, fueron saludadas en el pase con un alud de carcajadas que parece presagiar para Días de fútbol un éxito como el de El otro lado... (cuya segunda parte escribe ya Serrano y dirigirá Martínez). Pero el joven director se cura en salud: "Es imposible que se repita un fenómeno tan raro como el de El otro lado: van a hacer un remake en Francia, arrasa en Turquía... Asumo el reto sabiendo que voy a perderlo".
A este precoz talento que nació en Madrid y vivió entre los 9 y los 13 años en Albacete le gusta coger ideas de los periódicos y de su entorno más cercano, su familia y sus amigos. "Conozco mucha gente que juega al fútbol sin saber por qué. Se levantan los sábados a las ocho para destrozarse las rodillas en un campo de arena. El otro día leí que había 400 personas acampadas para inscribirse en una Liga municipal. El cine no puede ignorar todo eso".
Película de perdedores, director y guionista del Atlético de Madrid: "Bueno, de pequeño era del Madrid", admite, "pero al darme cuenta de que mis padres querían más a mi hermano, de que era bajito y no crecía, de que las chicas ni me miraban, me cambié".
Quizá fue en La Elipa, donde vivían sus abuelos y ha rodado su ópera prima. "Es un barrio acogedor, de gente normal que toma cañas en las terrazas. No quería un barrio dramático para nada, que la gente dijera 'pobrecitos, viven en un barrio".
Para los que dicen que sólo escribe sobre hombres, afirma: "Intento contar lo que me apetece y que sea divertido sin caer en lo cobardica o lo políticamente correcto. Los personajes son más reales que los de El otro lado... Y sufren más. Los protagonistas son chicos, y ya sé que las chicas son más inteligentes que nosotros, que están un paso más allá. De hecho, el complejo de Peter Pan de los chicos es una de las cosas que se repite de El otro lado... Pero no creo que el cine deba hacer discriminación positiva".
La gran bronca del rodaje, según cuentan todos, fue si al final Jorge debía o no volver con su novia. Serrano dice que Azcona le dio la solución. "Soñé que comía con él y me decía: '¡No seas capullo, cómo va a irse con la otra!'. Tenía razón. La gente no cambia así como así, aunque entre en su vida una chica fantástica".
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