Gaddafi ofrece a Aznar una nueva imagen de apertura para atraer inversiones
Trípoli considera "significativa" la visita tras el levantamiento de las sanciones
"Estoy muy contento de recibir a empresarios españoles, su presencia es muy importante para relanzar nuestras relaciones". Esta frase, reveladora del sentido fundamental del encuentro, fue una de las primeras que dirigió ayer Muammar el Gaddafi a José María Aznar, tras la llegada de éste a Trípoli. "Si hay algún problema, me lo dice", añadió el líder libio, que parece tomarse muy en serio la necesidad de dar muestras de apertura y cambiar su imagen radical por otra más complaciente y moderada tras dos décadas de aislamiento.
Prueba del interés libio por esta visita es que Gaddafi se trasladó ayer de Sirte, su localidad natal y residencia habitual, a Trípoli, donde recibió a Aznar de riguroso morado, vestido con una de sus túnicas brillantes, entre cojines de raso y bajo la cúpula cubierta de espejos de un salón de un hotel en el que el régimen libio suele agasajar a sus huéspedes. Allí pronunció las palabras antes referidas, mientras Aznar, sonriente y complacido, le presentaba a seis de los 14 empresarios que le han acompañado. Luego, los dos líderes se encerraron a cenar con una docena de colaboradores. El presidente español no tuvo que soportar la espera de más de tres horas que el ex ministro de Exteriores Josep Piqué sufrió en Sirte el año pasado.
Normalización
Debido a la inseguridad jurídica que implica esa situación, el Gobierno español no parece inclinado a empezar a negociar en esta visita instrumentos básicos de relación económica, como acuerdos de doble imposición o de protección de inversiones.
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