La RIAA busca crear miedo en el universo P2P y ofrece una polémica amnistía
Los expertos rechazan que la única razón de la crisis del CD sea la existencia en Internet de sitios de descarga gratuita y masiva de canciones. Forrester predice que, en 2008, un tercio del mercado musical estará en Internet
La asociación discográfica norteamericana (RIAA) envió la semana pasada a los tribunales demandas contras 261 internautas que se han descargado de Internet más de mil canciones protegidas por derechos. El objetivo reconocido por la RIAA con esta acción es meter miedo a los millones de usuarios de P2P que diariamente se intercambian archivos gratuitos.
En Electronic Frontier Foundation (EFF), que ofrece apoyo legal a los querellados, han colgado un buscador que permite a cualquier usuario de P2P saber si su apodo en la Red está en la lista de los buscados por la RIAA. La EFF ataca las viejas leyes vigentes en Estados Unidos que "convierten a 60 millones de ciudadanos en criminales" y defiende la búsqueda de nuevas fórmulas que hagan compatible Internet "con la merecida recompensa a los artistas por su creatividad".
En su página hay todo un listado de sugerencias. Sin embargo, para evitar "ser el objetivo de la RIAA", recomienda liquidar del ordenador todos los archivos piratas. Más radical es el sitio Boycot.RIAA, que propone no comprar discos de las compañías discográficas de la asociación.
Menos descargas, menos ventas
Según ha trascendido de alguna querella, la RIAA buscó en los servicios P2P más populares un determinado número de canciones de Bobby McFerrin, Green Day, UB-40, Ludacris Marvin Gaye y Avril Lavigne, entre muchos otros. Tras localizar quién las ofrecía y seleccionar a los más activos, pidió a los servidores de Internet que identificaran al usuario. Algunas compañías que suministran acceso a la Red están en los tribunales oponiéndose a suministrar esta información y un tribunal de Los Ángeles eximió de responsabilidad a las webs por los contenidos que se intercambian en su plataforma. En cualquier caso, al final, se supone que han identificado ya a 261, los protagonistas de esta primera tanda de querellas.
Como anticipo de esta acción, la RIAA envió centenares de cartas a internautas que frecuentaban alguna malla P2P. Durante este verano algunos usuarios individuales prefirieron negociar y pagar cantidades que oscilan entre los 2.000 y los 10.000 dólares para protegerse de futuras demandas.
La RIAA reclama en sus querellas multas de 150 dólares por cada canción descargada. Paralelamente, ha abierto un espacio en su sitio para que los usuarios arrepentidos puedan acogerse a una amnistía. Quienes opten a ella han de comprometerse ante notario de que no volverán a descargar archivos ilegales y destruir su fondo. Este perdón no alcanza a los 261 querellados ni a organizaciones.
Un ciudadano de California ha presentado una demanda contra la RIAA por considerar fraudulenta esta oferta de amnistía ya que induce a la autoincriminación sin garantías sobre el uso de los datos personales por parte de la RIAA ni asegura que una discográfica no pueda mantener la demanda contra el usuario que se ha acogido a la amnistía. La industria discográfica achaca al tráfico en P2P el descenso en las ventas de CD. El descenso está claro. Menos unanimidad hay sobre las cifras del mismo y sus razones. Según Forrester, entre 1999 y 2002 las ventas de CD han adelgazado 2.000 millones de dólares. Otras fuentes cifran el bajón en ventas del año pasado entre un 8,7% y un 15,8%.
¿Esta crisis es culpa solamente del P2P? Wired publica un informe de Yankee Group que matiza esta hipótesis. Mientras que en Estados Unidos, en julio, la media de usuarios diarios de Kazaa y Grokster era de 4,5 millones en horas punta, en agosto la media bajó a 3,5 millones. El informe no atribuye este deslizamiento a las vacaciones sino al miedo originado por el anuncio de la RIAA. Sin embargo, a pesar de que bajaron las descargas gratuitas de archivos musicales, las ventas de CD siguieron la misma pendiente. El 15 de julio, el día que la RIAA lanzó sus primeras demandas contra proveedores para que identificaran a los usuarios más apegados al P2P, la media de descenso en las ventas era del 6,1%. Siete semanas después, este descenso se había acelerado un 54%.
Un estudio de Jupiter asegura que mientras un 31% de internautas que intercambian música admiten que compran menos discos, también existe un 16% que afirma que compra más desde que está en el mundo de las descargas gratuitas. Un experto se preguntaba en el New York Times si esta campaña del miedo alejará a una generación de consumidores de la música.
Nuevas ofertas
La iniciativa de la RIAA va dirigida, por un lado, a combatir la asentada, y falsa, idea de que en Internet los contenidos han de ser gratuitos. Por otro, quiere con ello frenar el declive del CD. Su error está ahí. La industria, según varios expertos, ha de asumir que su negocio es multiplataforma y que no puede vivir de hábitos antiguos. La introducción del CD a principios de la década de 1980 fue un gran negocio para las discográficas. Vendían lo nuevo y volvían a vender su catálogo que estaba en vinilo en el nuevo soporte. Aquellos tiempos no volverán.
La descarga en Internet ha cambiado algunos hábitos. En lugar de elegir un álbum, se escoge una canción. En lugar de pagar por todo el CD, se busca el tema favorito. Para varios expertos, el único combate eficaz contra el intercambio gratuito de música es la oferta de descargas, a un precio razonable, con calidad y seguridad. Las descargas gratuitas no están exentas de peligro y algunos archivos albergan virus que pueden dar un disgusto a quien los copie. La diseminación de estos archivos víricos en las redes P2P siempre ha levantado sospechas sobre sus autores. Ya hay sitios, como Music.contracts, que asesoran a artistas y discográficas independientes sobre cómo organizar la descarga de canciones y los contratos de derechos.
"Yo no he sido, es mi hijo"
Uno de los problemas legales que ven en EFF a la lluvia de demandas de la RIAA es que una vez localizada la máquina, en aquel domicilio puede vivir más de una persona. ¿Quién es el usuario a perseguir?
El presidente de la RIAA, Cary Sherman, ya se lo espera. "Nos encontraremos con gente que nos dirá que no son ellos, que son sus hijos. Si un padre prefiere que la querella la dirijamos contra su hijo, pues lo haremos". La prueba es el acuerdo al que llegaron con una niña de 12 años y su madre, que aceptó pagar 2.000 dólares para evitar el juicio. Varios grupos de P2P se han ofrecido a pagar la sanción de Brianna Lahara. La RIAA presentó el caso como prueba de la necesidad que tienen los padres de controlar qué hacen en Internet sus hijos. Lahara había descargado más de mil canciones. "Pido perdón por lo que he hecho", manifestó la joven, "amo la música y no deseo dañar a los artistas que amo·" The Wall Street Journal ha recopilado unas cuantas anécdotas de personas que han recibido la citación de la RIAA sin tan siquiera saber que existían las descargas de música. Un abuela dominicana que vive en Manhattan, Ramona Torres, ha recibido la citación porque su nieto usaba una cuenta de acceso a Internet a nombre de ella.
Un comerciante de California ha recibido igualmente la citación de la RIAA. Él ni tan siquiera sabe usar el correo electrónico y se negó a especular ante el diario quién pudo usar una cuenta a su nombre entre todos sus parientes.
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