Cuba da un nuevo golpe a la disidencia interna

Las autoridades cubanas han asestado un nuevo golpe a la disidencia interna al hacer público, ayer, un vídeo en el que miembros de Ministerio del Interior confraternizan con el veterano activista de los derechos humanos Elizardo Sánchez y le condecoran con una "distinción de la División de Enfrentamiento a la Contrarrevolución" en reconocimiento a "los valiosos servicios prestados en el enfrentamiento al imperialismo yanqui" y por su "destacado aporte a la defensa de la seguridad nacional", según palabras de uno de los agentes que habla en la cinta.

La difusión del vídeo, en el que Sánchez aparece sereno y fumándose un puro, tiene lugar semanas después de que dos periodistas cubanos vinculados al Gobierno publicaran un libro en el que calificaron al disidente de agente infiltrado en los grupos de oposición, versión negada entonces por el activista.

"Todo es un gran montaje, un culebrón para tratar de desacreditar a los opositores uno por uno", dijo Sánchez poco después de que las autoridades convocasen a la prensa extranjera para mostrar públicamente la filmación, que dura sólo unos minutos. Tras la aparición del libro El Camaján (pillo,vividor), Sánchez aseguró que la supuesta condecoración - reflejada en una fotografía- era falsa, y afirmó que se había tratado sólo del regalo de un bolígrafo.

En esta ocasión, Sánchez dijo: "Tengo un recuerdo neblinoso. Hubo muchos regalos, muchas rondas de conversaciones". En ningún momento el disidente negó haber sostenido durante años "contactos" con agentes del Ministerio del Interior, pero afirmó que nunca trabajó para la policía política. "Yo hablaría hasta con el diablo si con eso pudiese ayudar a mi país", aseguró Sánchez tras la publicación del libro.

En el vídeo difundido por el Ministerio del Interior Sánchez califica de "compañeros" a los agentes, y en otro encuentro del disidente con un coronel de la seguridad éste pide apoyo para aumentar su influencia en los grupos opositores y de ésta incrementar su "colaboración con el país". Ante las aparentes evidencias, Sánchez admitió que sólo existen dos alternativas: "o creer al Gobierno o creer en este humilde disidente".

En medios diplomáticos y opositores la noticia cayó como una bomba, aunque la reacción fue cautelosa.