Los líderes religiosos iraquíes rechazan la ocupación
Casi quinientos líderes de una decena de religiones distintas suscribieron ayer en Aquisgrán un manifiesto a favor del diálogo contra la guerra y clamaron contra el fundamentalismo, "la enfermedad infantil de todas las religiones y culturas".
Entre guerra y paz: religiones y culturas se encuentran ha sido el lema de la XVII cumbre anual de la Comunidad de San Egidio, que ha demostrado en Aquisgrán su poder de convocatoria: 30 mesas redondas con la asistencia de 450 líderes religiosos (entre ellos 15 cardenales católicos), escritores y políticos y un total de 10.000 participantes. Tras la apertura de las jornadas el domingo pasado, pusieron ayer el punto final a la reunión una procesión por la ciudad de Carlomagno y la lectura de un manifiesto que pide el diálogo y llama a liberarse del pesimismo que embarga a todos aquellos que "creen que el enfrentamiento entre civilizaciones es inevitable".
Rechazo a la guerra iraquí
La situación en Irak centró la atención de la cumbre, que contó con la presencia de tres de sus líderes religiosos, que protestaron contra la guerra y la caótica ocupación extranjera y advirtieron de que su país no aceptará un orden impuesto desde el exterior. Líderes iraquíes de las comunidades suní, chií y católica caldea coincidieron en el rechazo de cualquier imposición exterior, si bien manifestaron diferentes puntos de vista que los organizadores calificaron de "complementarios"
Esta comunidad, una organización laica de 40.000 socios ligada al Vaticano, ha sentado a la misma mesa a budistas y zoroastristas, a musulmanes palestinos y judíos israelíes, a católicos y ortodoxos, a hinduistas y sintoístas. Y se han unido en un mensaje unívoco contra los conflictos armados, a favor de cambiar el rumbo de la historia rechazando cualquier guerra en nombre de la religión. Andrea Riccardi, fundador de San Egidio, ha advertido en Aquisgrán: "No hay guerra santa; sólo la paz es sagrada".
La Comunidad de San Egidio ha intervenido en la resolución pacífica de conflictos en los últimos veinte años: en los de Mozambique, Argelia, Guatemala, la guerra Irán-Irak, Liberia o Burundi, entre otros, con la convicción de que las religiones, lejos de ser un motivo de disputa, coinciden en lo fundamental y la paz está "en el corazón de todas ellas".
"Dios no es evangelista ni ortodoxo ni judío ni musulmán", dice el arzobispo de Aquisgrán Heinrich Mussinghof. "Dios es Dios, el padre de todos los hombres".
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