El plan de Ibarretxe
El plan Ibarretxe está siendo la canción política del verano. Un mérito no le falta: ha puesto saltando a la más profunda de las España. No llego a sentirme ofendido por todas las respuestas precipitadas sin haber asimilado la pregunta. ¿Tan insegura se siente España para temblar ante un borrador? ¿Tan escasa de recursos como para verse en pañales si le faltara la Euskadi sometida? ¿Tan poco democrática como para ensañarse con Ibarretxe olvidando a sus 700.000 soportes?
Sugiero un cambio de nombre: desde ahora rebauticemos al plan Ibarretxe como plan 700.000. Mirándonos a los ojos a quienes lo apoyamos Bono no se atrevería a hablar tan alegremente de "hacer el ridículo". Un pueblo moderno y desarrollado como el nuestro debe tener la posibilidad de decidir sobre su futuro político y lo hará bien.
En el club de los 700.000 no vamos a entender el apoyo de Zapatero a una "sucia" maniobra en el Parlamento de Vitoria. Se va a procesar a Atutxa por defender la dignidad de la Cámara. Simultaneamente se mantendrá a Otegi y compañía en el Grupo Mixto para poder sumar sus votos (¿son o no son de ETA?) contra Ibarretxe. ¿Cuánta credibilidad espera conservar en Euskadi si se consuma semejante latrocinio?
Zapatero debería haber descubierto ya lo poco edificante de la compañía de Aznar. La invasión de Irak está siendo una gran mentira. Aznar se ha abrazado a ella y en su delirante trayectoria quiere llevarse por delante al plan 700.000 sin ni siquiera conocerlo en profundidad de boca del lehendakari. Lamentablemente Zapatero sigue abrazado a este personaje. ¿Hasta cuándo?
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