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Ibarretxe no someterá su plan a votación en el Parlamento en septiembre ni fijará plazos

El 'lehendakari' está interesado en ganar tiempo antes de desarrollar el proyecto soberanista

Luis R. Aizpeolea

Juan José Ibarretxe se limitará el próximo 26 de septiembre a presentar su plan soberanista como texto articulado en el Parlamento vasco, pero no lo someterá a votación ni tampoco fijará un plazo para ello. Lo que pretende el lehendakari con su anunciada comparecencia parlamentaria es reabrir el debate político planteado hace un año, pero ahora sobre un texto de reforma del Estatuto de Gernika. Ibarretxe quiere, ante todo, implicar en la discusión a la sociedad vasca, señalan en el entorno del lehendakari, a la vista del rechazo frontal que suscita el plan en el Gobierno y los partidos constitucionalistas.

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Razones de carácter reglamentario impiden que Ibarretxe pueda someter a votación su proyecto articulado en el Parlamento vasco, aseguran en fuentes de la Cámara. "El Reglamento del Parlamento no contempla que en el debate anual de política general se voten resoluciones, como sucede con el debate sobre el estado de la nación en el Congreso". Todavía en julio, medios próximos al lehendakari dudaban de que presentara su proyecto como texto articulado.

Pero a Ibarretxe tampoco le interesa esa votación ahora. Según fuentes del entorno nacionalista, el lehendakari necesita ganar tiempo, antes de desarrollar su plan, para ganar adhesiones en la sociedad vasca y para observar cómo se desarrollan los decisivos acontecimientos que marcarán la política española en los próximos meses. Se trata del relevo de José María Aznar, las elecciones catalanas de noviembre, la sustitución de Xabier Arzalluz al frente del PNV, en enero, y especialmente las elecciones generales de marzo.

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No es que estos acontecimientos vayan a alterar el contenido del plan de Ibarretxe, señalan las fuentes, pero sí pueden afectar al ritmo de desarrollo. Incluso es posible que varíe algunos elementos de la propuesta que presentó hace un año, pero no su esencia. Ibarretxe partirá de la idea de que Euskadi tiene una soberanía originaria y, por tanto, derecho a la autodeterminación y a decidir por sí mismo sobre su vinculación a España.

Y es que el lehendakari no sólo está convencido de la oportunidad su plan soberanista sino que cuenta con la plena sintonía en este sentido del Euzkadi Buru Batzar del PNV y la presión de sus socios de Eusko Alkartasuna. Ibarretxe y el PNV manejan con insistencia el argumento de que se está produciendo un vaciado político de cuadros y votantes de Batasuna a favor del partido mayoritario, tras la asunción en su programa, en enero de 2000, de las tesis soberanistas de la izquierda abertzale. Por esa vía, sostienen, se avanza en el aislamiento de ETA.

El relevo de Arzalluz, en enero, no supondrá cambios, frente a lo que se podía pensar hace un año. Si entonces existía la expectativa de un cambio de derrotero en la estrategia soberanista del PNV, esa hipótesis parece ahora descartada, incluso en los sectores moderados del partido. La nueva ola de dirigentes peneuvistas -entre los que destacan Iñigo Urkullu y José Luis Bilbao-, que contaba con una aureola de pragmatismo, no tiene una alternativa. El Plan Ibarretxe se ha convertido en la referencia programática para el PNV. "Ibarretxe, desde su victoria hace dos años en unas elecciones que el partido temía perder, y con el trabajo que ha desarrollado en este tiempo sobre su plan, ha ganado la partida interna por la mano", señalan en medios moderados del PNV.

Si para Ibarretxe el relevo de Arzalluz no supondrá cambios en el horizonte político, sí puede aportarlos la sustitución de Aznar y, sobre todo, las elecciones generales. En el entorno del lehendakari se piensa que, sea Rodrigo Rato o Mariano Rajoy el sucesor de Aznar, cambiará el talante, aunque el rechazo al plan se mantenga. "El sucesor, por lo menos, recibirá al lehendakari en La Moncloa si gana las elecciones de marzo", aseguran en el PNV.

Pero más expectativas aún suscitan en Ajuria Enea las elecciones generales de marzo. Tal y como están las cosas, y en vista del resultado de las municipales del pasado mayo, el PNV considera muy difícil la victoria del candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, pero sí cree posible que ningún partido, ni el PP ni el PSOE, cuente con mayoría absoluta. Eso abriría un campo de juego al nacionalismo, inexistente esta última legislatura.

Por todo ello, Ibarretxe está especialmente interesado en mantener un encuentro con Rodríguez Zapatero, al que el líder socialista no se ha negado. Es probable que la entrevista termine celebrándose, pero una vez que Ibarretxe presente su proyecto en el Parlamento vasco, no antes, señalan fuentes socialistas. E insisten en que Zapatero "expresará a Ibarretxe, cara a cara, su rechazo al plan soberanista".

No obstante, el lehendakari, según admiten fuentes de Ajuria Enea, espera muy poco o nada de la acogida que puedan reservar a su proyecto tanto el Gobierno como el PSOE, que no pueden aceptar como punto de partida el reconocimiento de una soberanía originaria del País Vasco.

De ahí que Ibarretxe pretenda ganar tiempo, lograr adhesiones en la sociedad vasca y, paralelamente, intentar el cese de la violencia de ETA. Ha insistido estos días en que nunca se votará su proyecto mientras exista violencia. Cuenta con que, una vez desaparecido el terrorismo, y con una fuerte adhesión en la sociedad vasca, la reforma del Estatuto se acabe imponiendo, pese a las resistencias. Pero para acercarse a esa posibilidad Ajuria Enea calcula que unos meses son insuficientes. Se necesitarán años.

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