Frágil recuperación
Europa está estancada. Francia se acaba de incorporar a los países -Alemania, Italia, Holanda y Portugal- que ya están en recesión. Es probable que en la segunda mitad del año se registre un mayor dinamismo, pero el crecimiento será menor del previsto y, en todo caso, dependerá de lo que ocurra en la economía estadounidense. Así lo confirman los indicadores de confianza recientes, en cuya mejora han influido las mayores posibilidades de crecimiento en EE UU.
Las señales más favorables que proceden de ese país son el efecto de los estímulos que sus autoridades han transmitido, tanto en el ámbito monetario como en el presupuestario. Frente al nulo crecimiento del PIB del área euro, el de Estados Unidos ha sido del 2,4%. Otros indicadores recientes, como el crecimiento de la producción industrial o el de las ventas al por menor, permiten concluir que, efectivamente, esa economía puede seguir aproximándose a su potencial de crecimiento, aunque quedará lejos del registrado en la segunda mitad de los años noventa. Primero, porque esa recuperación está asentándose en gran medida en un aumento sin muchos precedentes del gasto público militar, cuya transmisión al resto de la economía, incluido el empleo, es menos evidente que otros tipos de gasto; segundo, porque se produce desde niveles de utilización de la capacidad productiva relativamente bajos y, en particular, desde una tasa de desempleo todavía elevada para los niveles de EE UU.
Sería un error, por tanto, que las autoridades económicas en Europa se limitaran a esperar el tirón de la locomotora estadounidense renunciando a utilizar estímulos propios. Europa, no sólo los países más periféricos, precisa aumentar su stock de capital público que, además de dinamizar la actividad, contribuya a fortalecer el crecimiento de la productividad. Lo que parece insuficiente para afirmar los indicios de recuperación es seguir utilizando como única herramienta de política común la rígida aplicación del pacto de estabilidad. Al BCE le corresponde identificar nuevas posibilidades de reducción del precio del dinero en un entorno sin amenazas inflacionistas.
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