Delegados israelíes y palestinos buscan un acuerdo para la retirada de tropas
Los representantes del Gobierno israelí y de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tienen previsto volver a reunirse hoy para intentar llegar a un acuerdo que permita al Ejército transferir el control interior sobre Qalquilia y Jericó a las fuerzas de seguridad palestinas. Los respectivos mandos militares y policiales pretenden así salvar las diferencias surgidas a última hora del pasado domingo, a pesar de que el concepto general ya había sido aprobado a nivel político, que provocaron la congelación de la retirada de las dos áreas autónomas cisjordanas.
Ambas partes ofrecieron explicaciones divergentes para justificar el fracaso del encuentro del domingo, que duró más de cuatro horas. El ministro israelí de Exteriores, Silvan Shalom, responsa-bilizó a los negociadores palestinos de no ofrecer garantías de que las organizaciones radicales no perpetrarán nuevos atentados desde las zonas a transferir. La oficina del portavoz del Ejército añadió a este argumento que la principal razón que provocó el disenso fue la aparente negligencia palestina a la hora de articular un sistema para controlar a los militantes buscados por Israel que, tras la retirada, disfrutarían de libertad de movimientos.
El ministro palestino de Información, Nabil Amro, aseguró en cambio que el meollo de la cuestión radica en la negativa israelí a levantar el estado de sitio y suprimir los controles militares situados en los accesos entre las zonas metropolitanas y las rurales. "Si los controles no son suprimidos entonces, la retirada carece de significado", indicó Amro. Asimismo, un comunicado oficial de la oficina del director de las fuerzas de seguridad palestinas, Haj Ismael, afirmó que "la parte israelí insistió en mantener el asedio y las barreras". Ismael, quien encabezó la delegación palestina en las fracasadas negociaciones, insistió en que "quieren efectuar una retirada cosmética, mientras mantienen el control sobre la seguridad y permanecen las barreras para obstaculizar el movimiento de los ciudadanos".
Retirada israelí
Según estipula la Hoja de Ruta, el Ejército debería retirarse gradualmente hasta las líneas previas al estallido de la segunda Intifada, es decir, las que había en septiembre de 2000. Pero el Gobierno israelí se resiste a cumplir al pie de la letra con esta cláusula del plan de paz elaborado por el Cuarteto (que forman EE UU, la UE, Rusia y la ONU) por razones de seguridad. El Ejecutivo que preside Ariel Sharon exige a los palestinos que, antes de retirarse de cada zona, sus servicios de seguridad se hagan con el control y ayuden a prevenir los posibles ataques que pudieran emanar de ellas. Aunque en algún caso, como el del área autónoma de Hebrón, la retirada no será completa, contraviniendo así el articulado de la Hoja de Ruta. El Ejército ya ha comenzado a construir dos bases militares permanentes en la parte palestina, con el pretexto de que no pueden dejar la seguridad de los colonos en manos de la ANP.
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