Médicos y trabajadores sociales contarán con una guía para la detección de la violencia doméstica
El año pasado 3.412 mujeres presentaron denuncias por maltrato en la Comunidad Valenciana. Buena parte de las víctimas de la violencia doméstica, sin embargo, no acuden nunca a la policía, ni al juzgado, ni a los Centros 24 horas de ayuda a las mujeres maltratadas que tiene la Consejería de Bienestar Social, aterradas por las consecuencias, a veces letales, que pueden desencadenar sus denuncias. No en vano, once mujeres murieron a manos de sus parejas durante 2002 en la Comunidad Valenciana. En lo que va de año otras cuatro han sido asesinadas.
Para intentar romper este silencio, la Fundació Salut i Comunitat, en colaboración con la Consejería de Sanidad, ha elaborado una guía de detección de violencia doméstica. El objetivo, señala Ana Boluda, miembro de la fundación, es que cada médico de atención primaria y cada trabajador de los servicios sociales cuente con un ejemplar para finales de otoño.
A pesar de que muchas mujeres maltratadas no acuden al centro de salud a causa de la violencia en sí misma, Boluda asegura que es posible advertir una serie de "indicadores indirectos" del terror al que son sometidas. Trastornos menstruales, insomnio, estrés, historial de abortos espontáneos o depresión, pueden ser, junto a otros síntomas más evidentes como lesiones o cicatrices "mal justificadas", de que se trata de un caso de violencia doméstica.
Para averiguarlo, la guía proporciona unas pautas a seguir que reciben el nombre de "técnica del embudo". A través de este método psicológico, explica Boluda, el profesional puede "acercarse poco a poco a la cuestión sin provocar rechazo".
La potencial víctima es preguntada sobre su pareja, el cariz de las discusiones que mantienen, o cómo resuelven los conflictos. Si la respuesta de la entrevistada es negativa, Boluda considera apropiado que el profesional exponga casos de violencia doméstica de los que ha tenido conocimiento para "invitar" a la mujer a hablar. "La clave está en crear un clima de confianza entre el médico o trabajador social y la mujer" que permita a los primeros poner en conocimiento de la maltratada los recursos de los que ésta dispone para liberarse de su agresor, "lo que puede motivarla a pedir ayuda".
La guía de detección se enmarca dentro del proyecto Malva de la Fundación, y presta una especial atención a los casos de alcoholismo. Un estudio realizado el año pasado por Salud y Comunidad revelaba que en más del 50% de los casos de maltrato existía una relación directa con el abuso de alcohol. Por ello la guía incide en la detección de ambos factores de manera conjunta y en la "sensibilización de los profesionales" de las conexiones entre abuso de alcohol y violencia.
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