_
_
_
_
LA POSGUERRA DE IRAK | La polémica sobre las armas

El ministro británico de Defensa ignoró avisos sobre el cerco a Kelly

Geoof Hoon ordenó al científico declarar públicamente ante el Comité de Exteriores

El ministro británico de Defensa, Geoof Hoon, ignoró los consejos de sus más altos oficiales y exigió que David Kelly compareciera ante el Comité de Asuntos Exteriores. El duro interrogatorio de los diputados, frente a las cámaras de televisión, incrementó el cerco de presión gubernamental que fue creándose en torno al científico a raíz del crítico reportaje de la BBC. El cadáver de Kelly se descubrió dos días después de su comparecencia.

Más información
Bagdad despierta de la dictadura
El ministro de Defensa británico está dispuesto a dimitir, según el 'Sunday Telegraph'
Kelly aseguró a un diplomático que lo encontrarían muerto si Reino Unido invadía Irak

En su minuciosa investigación de las circunstancias de la muerte del experto en armas biológicas, que quedó ayer suspendida hasta el lunes, el juez Hutton y su equipo de abogados se centraron ayer en la actuación de los ministerios de Defensa y Exteriores durante los días inmediatamente anteriores al hallazgo del cuerpo sin vida del científico, el pasado 17 de julio. Con las declaraciones de altos funcionarios y los documentos confidenciales presentados en la sala 73 del Tribunal de Justicia, en Londres, comenzó a dibujarse una imagen de la creciente presión gubernamental a la que estaba siendo sometido el experto.

El cerco se cerraba sobre Kelly desde que confesara a sus superiores que había mantenido una conversación con Andrew Gilligan, el autor del polémico reportaje sobre la interferencia política en el informe sobre Irak. "No hice ninguna alegación o acusación respecto a temas relacionados con el informe [sobre Irak] ni respecto a los argumentos del Gobierno para ir a la guerra", escribió Kelly a su más inmediato superior en Defensa, Bryan Wells, el 30 de junio.

En su carta, el científico alega que fue Gilligan quien mencionó a Alastair Campbell, director de comunicación de Blair, sobre el que, según escribe, no hizo "ningún comentario". Esta negativa contradice la versión del periodista de la BBC, quien declaró al juez que Kelly culpó a Campbell de forzar la inclusión en el informe de la referencia a los "45 minutos". De acuerdo con la correspondencia, el científico se limitó a sugerir que el plazo se había incluido "probablemente para impactar". "Nunca he intentado socavar la política del Gobierno puesto que soy personalmente favorable a la guerra, ya que reconozco la amenaza de la habilidad de Irak para desarrollar sus programas de armas no convencionales", argumentó Kelly.

Altos cargos gubernamentales, e incluso el propio Blair, insistieron sin embargo en presionar al científico para esclarecer las "discrepancias" con el reportaje de la BBC. "El encuentro con Gilligan fue una inconsciencia. Ha provocado consecuencias incómodas para usted y para el ministerio", le amonestó el director de personal de Defensa, Richard Hatfiled. John Scarlett, del Comité Conjunto de Espionaje, pidió que sometieran a Kelly a un "interrogatorio al estilo de los servicios secretos".

El ministro Hoon dio un paso más en esta avalancha de presión. Hizo comparecer al científico ante el comité parlamentario de Exteriores por motivos de "presentación", es decir, para salvar las apariencias. Sus más altos funcionarios preferían someterle al interrogatorio del Comité de Defensa y Espionaje, más apto para tratar temas de seguridad y cuyas sesiones se celebran tradicionalmente a puerta cerrada. "Kelly había expresado malestar por la publicidad que generaría un interrogatorio público", recordó ayer Wells. En otro comunicado interno, Kevin Tebbit, secretario permanente de Hoon, explica que el experto en armas "no está acostumbrado a ser arrojado a la arena pública". "Este individuo nos informó voluntariamente de que había hablado con Gilligan. No está sometido a un juicio", advirtió al ministro. Dos días después de su evasiva, contradictoria e incómoda comparecencia pública, el cuerpo de Kelly apareció con las venas de la mano izquierda cortadas.

John Williams, alto cargo de Defensa, ayer en Londres, antes de declarar.

 / AP
John Williams, alto cargo de Defensa, ayer en Londres, antes de declarar. / APAP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_