La sospecha que crece y crece
Vecinos de los pueblos afectados por los incendios dicen que fueron intencionados
La calma tensa que anteayer reflejaban las caras de los vecinos desalojados de sus casas a causa del incendio que afectó a Maçanet de la Selva se transformó ayer en desesperación, llanto, histeria y rabia. El primer incendio quemó árboles, matojos y algunas masías abandonadas. Las llamas llegaron ayer a las viviendas de la urbanización Mas Altaba y Maçanet Residencial Parc. Dos desalojos en menos de 24 horas y esta vez con el fuego lo suficientemente cerca como para temer por las casas.
Los vecinos de Mas Altaba no creen en casualidades ni en posibles rebrotes. Están convencidos de que los incendios de los dos últimos días son intencionados. "El fuego ha entrado por la riera [en la parte baja de la urbanización] y aquello es una gasolinera. Es la parte donde se paró ayer porque hay un gran cortafuego", cuenta Victoriano Gil, que tiene fijada su primera residencia en Mas Altaba con su esposa. "Sólo han quedado las gallinas", explica ella, Encarna Cáceres, sollozando. "Ya es casualidad, a la misma hora que ayer, pero esta vez con las llamas delante de nuestras narices", continúa. El matrimonio Gil durmió -todo lo que se puede dormir en estas circunstancias- la noche pasada en el pabellón de Maçanet y no sabía cuándo podría volver a casa.
Los Mossos investigan "a cuatro o cinco personas" por el incendio de Gallifa
Existe un clamor popular que eleva a la categoría de tesis una mezcla de casualidades
Si ayer se preguntaba a los vecinos de Maçanet cuál podía haber sido el origen del fuego la respuesta era unánime. "Usted mismo, piense lo que quiera, yo tengo claro que ha sido intencionado", explica Josep Nadal, propietario de la masía de El Vendrell donde las llamas han pasado a tan sólo dos metros. Nadal, cubo en mano, todavía no quiere irse de su casa, a pesar de que los agentes forestales insisten y su madre, Teresa Pujol, una mujer ya mayor se debate entre irse y dejarlo todo o quedarse e intentar salvar algo a riesgo de poner en peligro su vida.
El ex alcalde Antoni Guiró se suma a las sospechas: "Ha sido intencionado. Ayer el fuego pasó por detrás de la urbanización. Hoy en cambio ha pasado por el centro".
En la localidad de Tordera, donde el miércoles se declaró un foco que se unió al de Maçanet, también hay sospechas difusas. "¡Allí!, ¡allí empezó todo!". Josep Viñolas de 77 años levanta el brazo y señala con el dedo un punto concreto alejado unos 200 metros de la casa en la que vive en la finca de Can Peira, a unos dos kilómetros de Tordera. No es el propietario, pero lleva allí 44 años junto a su esposa. "Estaba a punto de echar una siesta, pero miré hacia abajo y vi una humareda blanca. No había ni reaccionado cuando surgió una gran llamarada y un humo muy negro".
Viñolas se asustó. Llamó por dos veces a la Policía Municipal de Tordera, pero no le contestaron. "Entonces bajé y le chillé al pastor, que vive allí [señala una casa a 300 metros]. Pero ya no pudimos hacer nada". Viñolas no atinó a ver nada más que la humareda inicial. No atisbó personas corriendo, ni coches rugiendo, ni nada sospechoso. Sin embargo, nadie le hará retroceder un solo paso cuando afirma: "Es provocado". Que se sepa, no hay ningún indicio concreto que lleve a esta conclusión. Pero sí existe un clamor popular cada vez más firme que alza su voz y eleva a la categoría de tesis una mezcla de sospechas y casualidades.
A pocos kilómetros de allí, justo en la urbanización de Terrabrava, Mercè Codina corrobora la hipótesis de Viñolas. "¿Cómo, si no, puedo explicar que en el mismo momento surgieran cuatro puntos de fuego en distintas partes del bosque, tal como pude presenciar desde mi propia casa? Alguien los encendió. Eso no surge de la nada, ni por casualidad".
El pastor Francisco Rodríguez vive en Can Roc. Se estaba marchando con su rebaño de ovejas cuando Viñolas le llamó. "Intenté calmarle, quería apagar el fuego con una manguera", explica. Cuando se le pregunta si piensa que alguien lo prendió, responde que no. "Me resisto a creerlo", dice. "Puede que fuera el reflejo del sol en un cristal. Es fácil que todo arda, porque el bosque está muy seco". Pero Viñolas no está de acuerdo. "No, cada vez hay menos cristal en el bosque", dice. "Lo que ahora encuentras son botellas de plástico".
Dos agentes del cuerpo de investigación de los Mossos d'Esquadra acuden al lugar con un todoterreno. Comienzan sus pesquisas. Aseguran que no buscan el rastro de un posible culpable, pero sus preguntas van todas en esa dirección. Quieren información, consultan si se han visto coches o personas por la zona en los días anteriores. Si alguna cosa les ha llamado la atención. Quieren saber a qué atribuyen el fuego, cómo se generó, qué hicieron al verlo, dónde estaban. "Nosotros no establecemos tesis", explica uno de ellos. "Buscamos información y será otro departamento el que la evalúe y saque conclusiones". El clamor sigue creciendo a medida que el fuego vuelve a avivarse. Las certezas siguen sin ser corroboradas.
También en el Vallès existe el convencimiento de que los incendios que han afectado Sant Llorenç Savall, Gallifa, Granera y Monistrol de Calders en los últimos días han sido intencionados, informa Miquel Noguer. Fuentes de los Mossos d'Esquadra explicaron ayer que en el caso del incendio de Gallifa, que se inició en la madrugada del lunes horas después del comienzo del foco de Sant Llorenç, se está investigando a "cuatro o cinco personas" de la zona que han tenido actitudes sospechosas en los últimos días. La investigación de las causas la llevan a cabo conjunamente los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil y, de momento, no se han hallado pruebas concretas sobre la autoría del incendio.
Sin embargo, sí existe el convencimiento de que la mano del hombre está detrás del fuego.
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