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LA POSGUERRA DE IRAK

La periodista Susan Watts se sintió presionada por la BBC

El hermético bloque común que la BBC presentó en su polémica con el Gobierno de Tony Blair ha comenzado a resquebrajarse en las primeras jornadas de la investigación sobre la muerte del científico David Kelly. Susan Watts, corresponsal de ciencia de la BBC, que asiste al proceso con su propia representación legal, declaró ayer ante el juez Hutton que se sintió "presionada" por sus superiores en la televisión estatal para revelar la fuente de sus reportajes sobre el informe de armas iraquíes.

Watts acusó a la BBC de intentar corroborar la información que ella había recibido de Kelly con el reportaje radiofónico de Andrew Giligan, cuyo contenido crítico con el Gobierno dio pie a una feroz batalla por parte de Downing Street.

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Watts sostuvo ayer que Kelly negó cualquier responsabilidad de Alastair Campbell en la inserción del plazo de "45 minutos" en el informe del pasado septiembre, como sugería el reportaje original de Gilligan. Ambos reconocen que el científico identificó al director de comunicación de Blair como motor de la presión por mantener en el informe esta referencia sobre la potencial capacidad bélica de Irak que había sido recogida por los servicios secretos de una única fuente, al parecer un científico iraquí.

La insistencia de Watts en este importante matiz se justifica en el hecho de que Kelly le había ofrecido la exclusiva de su denuncia de Campbell antes que a Gilligan. A diferencia de su colega, Watts decidió no difundirla porque, según dijo, la interpretó como "un cotilleo".

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