Atracadores de bisturí
Un hospital de California realizó miles de operaciones inútiles y cobró facturas millonarias a la seguridad social
El Redding Medical Center, en California, fue el hospital de los horrores hasta que llegaron los agentes federales. Por pura avaricia corporativa, la unidad de cardiología ha realizado en la última década decenas de miles de intervenciones innecesarias que han costado la vida o la salud a varios pacientes y decenas de millones de dólares a la sanidad pública. La empresa matriz, Tenet Healthcare, ha accedido de momento a devolver 54 millones de dólares al Gobierno, pero la investigación criminal continúa.
El fraude funcionaba así: el equipo de cardiología ordenaba operaciones o pruebas coronarias a pacientes sanos mayores de 65 años, que están cubiertos por la seguridad social de pensionistas (Medicare), a la que luego pasaban las facturas millonarias. A medida que las ganancias del hospital se multiplicaban exponencialmente (y así Tenet Healthcare enjugaba pérdidas en otros centros y elevaba los dividendos de sus accionistas), el consejo de administración exigía a los gestores de Redding que aumentaran el ritmo.
En el proceso de enriquecimiento hubo múltiples denuncias del personal sanitario, desoídas por la dirección, así como del mayor hospital de Redding, que no podía explicarse cómo, en una ciudad de 90.000 habitantes, un centro mediano hiciera, por ejemplo, más cateterismos (35.000) que en uno situado en una gran ciudad. Hasta que empezaron a sumarse los muertos y los discapacitados por intervenciones innecesarias y las autoridades federales requisaron los historiales, el pasado otoño. En 2002 el Redding Medical Center ganó 94 millones de dólares, mientras que el mayor hospital de la ciudad, Mercy Hospital, sólo 5 millones.
Los principales autores del macabro fraude han sido los doctores Char Hyun Moon, jefe de cardiología, y Fidel Realy Vásquez, el cirujano principal. Moon siempre comentaba a sus colegas que Dios le había pedido que se dedicara a la medicina. Se había graduado en 1972 en su país, Corea del Sur, y luego hizo un internado en Nueva York. Poco después de lograr plaza en Redding desarrolló fama de "agresivo", en el buen sentido, es decir, de que no escatimaba pruebas para diagnosticar. Ambos cirujanos han perdido su licencia para ejercer, aunque de momento no se les han formulado cargos.
Al menos la familia de uno de los pacientes sanos que murió tras un cateterismo, ha demandado a Moon y al hospital. Igualmente han acudido a la justicia decenas de pacientes gravemente discapacitados tras la cirugía. Una, Shirley Wooten, de 78 años, fue a tratarse de dolores de espalda pero Moon le dijo que tenían que ponerla urgentemente un bypass. La operó Realy Vásquez y quedó semiparalizada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.