_
_
_
_
_
Entrevista:KHIRA MOHAMED | Estudiante de medicina saharaui | TALENTOS CON ÉXITO

"El hombre se lo debe todo a la mujer"

Miquel Alberola

Khira Mohamed (Tinduf, Argelia, 1981) ha terminado el segundo curso de medicina en la Universidad de Valencia. Para una mujer que pertenece a un pueblo sin Estado ni territorio, y con prioridades muy básicas, no resulta fácil llegar hasta ahí. Los suyos viven en el exilio en condiciones extremas y se mantienen vivos gracias a una ayuda humanitaria que se ve reducida tras el aumento de zonas en conflicto que también la requieren. Desde los 15 años ha estado viviendo lejos de su pueblo con diversas familias españolas para poder llevar a cabo su preparación profesional, que obtiene a base de becas. Estudiar medicina en España es la gran suerte de su vida.

Pregunta. ¿Es tan difícil ser saharaui como ser mujer árabe?

"Hay mucha violencia por parte de Marruecos en los territorios ocupados. No sé por qué nos consideran parte suya"
Más información
"La almohada no engaña"
"Si me quito de cantar, palmo"
"Cuesta respetar a las discográficas"
"El flamenco es el arte del corazón"
"Este gobierno trabaja por la infelicidad de los ciudadanos"

Respuesta. La mujer saharaui se levantó con la lucha y aprendió a llevarla día a día. Y ahí sigue. Es muy luchadora y sabe por qué luchar.

P. ¿Es más libre que la mayoría de mujeres árabes?

R. A lo mejor goza de más libertad que otras mujeres árabes, porque le tocó hacerlo todo, ya que el hombre nunca estuvo en los campamentos. Por el contrario, las otras mujeres árabes no tienen a sus maridos fuera de casa, y no tienen la necesidad de trabajar fuera. La mujer saharaui ha tenido que hacer de hombre y de mujer, por eso tiene menos dependencia del hombre.

P. Más del 80% de las mujeres son analfabetas en Mauritania, Sudán y Somalia, el 75% en Arabia Saudí, dos terceras partes en Marruecos y la mitad en Argelia, Libia, Túnez y Egipto, según un estudio de la Unesco. ¿Por qué, en general, los Estados árabes tratan con tanta hostilidad a las mujeres?

R. A veces aquí, en el mundo occidental, se culpa a la religión islámica, y no es así, porque en ninguna parte del Corán dice que la mujer tenga que estar en su casa y no pueda estudiar. La mujer saharaui ha estudiado igual que los hombres, ha salido a Cuba, a España, a Argelia, a Libia. También aquí la mujer estaba antes más sometida a estar en casa y a hacer tareas domésticas sin necesidad de estudiar.

P. ¿Es la religión o son los Estados los que están frenando este proceso de igualdad de la mujer?

R. Ni la religión ni los Estados. Que la mujer árabe no estudie no lo dicen las oraciones, ni las instituciones o las leyes. Ese freno está en las casas. A lo mejor la mujer se ha dejado dominar por el hombre y no ha sabido o no ha sentido la necesidad de quitarse ese dominio de encima.

P. ¿El velo es una cuestión de fe o un símbolo político?

R. No es político. Hay tendencias en el islam que dicen que hay que taparse y otras que dicen que no. Puedes llevar la religión de muchas formas.

P. ¿Usted no lo ha llevado nunca?

R. Soy musulmana, creyente, pero no lo llevo. No hay obligación de ponérselo. En los campamentos sí llevo la ropa tradicional saharaui y la melfa, que es un pañuelo largo, diferente al que llevan las otras mujeres árabes.

P. ¿El islam y la democracia son compatibles?

R. Claro, la República Saharaui es musulmana y democrática.

P. ¿Por qué no hay muchos más ejemplos?

R. Argelia también lo es, lo que ocurre es que los movimientos integristas la han obligado a reconducir la política.

P. ¿La causa saharaui está exenta del integrismo islámico?

R. Los saharauis son musulmanes, pero no hay ningún peligro en ese sentido.

P. De los 850 desaparecidos saharauis, la mayoría son mujeres.

R. Hay muchas saharauis en las prisiones marroquíes. Pero también muchos hombres. No se sabe nada de todos ellos. Estamos trabajando con las asociaciones pro derechos humanos europeas para obligar a Marruecos a que diga dónde están y si están vivos o muertos.

P. ¿Cuál es el papel de la mujer en la sociedad saharaui?

R. Es la que lleva el peso mayoritario. Es ama de casa, educadora y organizadora de la vida en los campamentos,

P. ¿Cómo es la vida de una mujer en los campamentos de Tinduf?

R. Levantarse, preparar el desayuno para los hijos, salir al trabajo, hacer la comida, trabajar, volver, lavar, limpiar, hacer la cena, ayudar a los niños a estudiar. Todo lo hace sola, porque los maridos están 11 meses movilizados en el frente, aunque ahora no estemos en guerra.

P. ¿Las mujeres saharauis participan en las decisiones?

R. Claro. Hay parlamentarias y ministras. También está la Unión de Mujeres Saharauis, de la que salen propuestas que influyen en las decisiones.

P. ¿Las conquistas logradas por la mujer saharaui permanecerían si se alcanzara la normalidad política?

R. Sí, porque el hombre se lo debe todo a la mujer. Una vez que te has levantado en esa lucha es difícil volver atrás.

P. ¿Los niños y niñas tienen una cultura igualitaria?

R. Así es. Hasta los 12 años se educan en los campamentos, y luego se van a Cuba, a Argelia, a Libia, a España... Yo estuve en Argelia, Italia y ahora en España.

P. ¿Ha recibido instrucción militar?

R. Por encima. Incluso para disparar.

P. La solución al conflicto del Sáhara occidental ya no pasa por las armas.

R. En 1991 se dio el alto el fuego, pero yo no descarto las armas. Prefiero la guerra antes que formar parte de Marruecos. Antes de ser marroquí prefiero morirme en la guerra. Luchamos por algo nuestro y daríamos la vida por ello.

P. ¿Hay riesgo de palestinización en el Sáhara occidental?

R. Hay mucha violencia por parte de Marruecos en los territorios ocupados. Si Marruecos maltrata a los propios marroquíes, que están huyendo de allí a buscar trabajo en Europa, ¿por qué no a los saharauis, que ni si quiera son de allí? No sé por qué nos consideran parte suya. Ni siquiera nos vestimos igual ni hablamos igual.

P. Usted nació en los campamentos de Tinduf.

R. Sí, no he visto en mi vida el Sáhara occidental. Tengo muchos deseos de verlo.

P. ¿Cómo se lo han contado?

R. Con mucho entusiasmo. Lo he visto en alguna fotografía y en películas de vídeo. Mi abuela no ha visto la playa desde que se exilió mi familia de El Aaiún, hace 28 años. A mis otros abuelos, que viven en El Aaiún, no los he visto nunca. Los conozco por teléfono.

P. ¿Qué sensaciones tienen los niños saharauis que pasan los veranos en España?

R. Vienen y se espantan por el simple hecho de ver una casa o un helado. Los dos o tres primeros días tienen un poco de tristeza por estar con gente extraña y diferente, pero luego es una explosión de sentimientos y conocimientos nuevos.

P. ¿El Gobierno español ayuda al mantenimiento de la cultura española del pueblo saharaui?

R. El pueblo español ayuda al pueblo saharaui más que el Gobierno de España. Existen muchas asociaciones que nos ayudan. El Gobierno lo que debería hacer es exigir el referéndum. Tendría que hacer lo mismo que hizo Portugal por Timor.

Khira Mohamed, en el balcón de la sede Saharaui en Valencia.
Khira Mohamed, en el balcón de la sede Saharaui en Valencia.JESÚS CISCAR

EL REGRESO

El sueño de Khira es poder ejercer la medicina algún día en El Aaiún. Y no renuncia a esta aspiración por nada. Estudia medicina porque le gusta, pero también porque con su profesión puede ayudar mucho a su pueblo. Hasta los 11 años no salió de los campamentos de Tinduf, en Argelia, y sólo conocía habitaciones de adobe y tormentas de polvo bajo los rigores de un desierto. Cuando en un verano de paz visitó Italia y pudo vivir en condiciones normales en una casa y en una ciudad, comprendió con total intensidad las ganas que tenía su familia de regresar a El Aaiún, de donde salió hace 28 años por la presión marroquí. Ella nació en el exilio y nunca ha estado en su país, que apenas conoce por los recuerdos de sus padres, fotografías o vídeos. Por fuera es una mujer árabe moderna y liberal que no esconde su cabeza y toma Coca-Cola light, pero por dentro es una guerrillera correosa e irreductible.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_