Más de la casa Rodil
El 17 de julio, se publicó una carta (La casa Rodil de Baza) sobre las ilegalidades del Ayuntamiento de Baza, en concreto sobre las licencias que el Ayuntamiento dio sin la supervisión obligatoria de Cultura en la casa Rodil (1.800), obras que fueron paralizadas tras la salida de dicha carta en su periódico.
Ahora, el Ayuntamiento intenta justificarse diciendo que ellos siempre cumplen con la ley y controlan las reformas y nuevas edificaciones que se realizan en el conjunto histórico protegido, dos afirmaciones totalmente falsas. Muchos de ellos alegan que la culpa la tiene el arquitecto municipal que no le importa nada el patrimonio y las licencias que ha dado, da y dará su oficina de Urbanismo, y su negativa a que se protegiera el conjunto histórico con la declaración como BIC lo han dejado bien claro.
Primero decir que no todo depende del arquitecto. El máximo responsable del patrimonio es el señor alcalde y, en parte, la Junta. Ambos han pasado literalmente del patrimonio. Ha sido el alcalde el que no ha controlado, por negarse a ello en los últimos cuatro años, a pesar de que la ciudadanía y asociaciones se lo piden por escrito constantemente. En cuanto a licencias ilegales abundan por doquier, y a modo de ejemplo recordar la concedida al edificio número 3 de la carretera de Granada, en el entorno del convento de Santo Domingo y de la casa número 1 de la calle Ancha, una de las mejores del siglo XVI.
Fue el alcalde el que pidió a la Comisión del Centro Histórico que fijara unas normas mínimas para controlar las reformas y nuevas edificaciones (reutilización de la teja en las remodelaciones, teja árabe beig en las nuevas construcciones y carpintería en color madera tal y como se hace en todos los conjuntos históricos...) y es el alcalde el que no obliga a pedir en los proyectos de obras tales obligaciones, como se puede apreciar en todo el conjunto histórico. A modo de ejemplo señalar todas las nuevas edificaciones y reformas realizadas cercanas a la casa Rodil, las números 5, 18 y 20 de la calle del Agua, o número 4 del callejón Arredondo, a escasos 40 metros, a la que, para colmo, se le recubrió una columna romana que tenía en la esquina mientras la consejería miraba para otro lado.
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