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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un fracaso en números

Jesús Mota

No es difícil reunir piezas de convicción que demuestren el fracaso de la política de inversión en tecnología aplicada durante los últimos siete años; cualquier informe bien documentado, como es el caso del que prepara la Fundación Auna, puede confirmarlo sin esfuerzo. Varias instituciones internacionales corroboran la pésima posición de la sociedad española en materia tan delicada y decisiva como es la de la Sociedad de la Información. Si fuera cierto, y economistas y sociólogos están enteramente de acuerdo en ello, que el futuro económico de los países dependen de la intensidad y calidad de su apuesta por la inversión en tecnología, España tendría un oscuro porvenir.

En este fracaso tienen una gran responsabilidad los gobiernos de Aznar. En primer lugar, porque se han mostrado incapaces de estimular en la sociedad la inquietud suficiente para que se desarrolle y rentabilice un programa de inversiones que modernice la producción, mejore la productividad de las empresas, aumente los conocimientos tecnológicos de los españoles y prepare a los mercados españoles para competir con los productos de la vieja Europa. La inutilidad del Plan Info XXI se ha tapado apresuradamente con la elaboración de otros planes que amenazan con resultar tan inocuos como el fracasado, porque ni uno sólo de los problemas del Info XXI -incapacidad de gestión, bajo estímulo público, escasa prioridad de las ya muy reducidas inversiones del Estado, ausencia de equipos- se han resuelto y es improbable que se resuelvan con un ministro de Ciencia y Tecnología que está a punto de cambiar el ministerio por una candidatura a la presidencia de la Generalitat.

España 2003. Informe anual sobre el desarrollo de la Sociedad de la Información en España

Varios autores

Fundación Auna

ISBN 84-96010-06-6

En segundo lugar, las expectativas que levantó el programa, que no se han cumplido. Las explicaciones son casi tan frustrantes como el propio fracaso. Resulta que la explicación insistente que se ofrece es la antropológica: al parecer, los ciudadanos españoles, por cuestiones genéticas, se supone, no están preparados para asimilar la sociedad tecnológica. Piqué achaca el fiasco del Info XXI a "razones de atraso histórico, a la "barrera psicológica" entre ciudadanos y empresas e, incluso, a un "problema de mentalidad".

España 2003 retrata cómo es la Sociedad de Información en el mundo y cómo es en España. Los indicadores provocan desaliento. España es el penúltimo país de la UE en seguridad en la Red, en uso de Internet en las empresas y en lo que se entiende como entorno innovador; el último en gasto público en telecomunicaciones y en mediocres posiciones en desarrollo de banda ancha (undécimo de quince), infraestructura informática y población usuaria de Internet (duodécimo puesto sobre quince). Al final, el único aspecto positivo es que el Gobierno español ha desarrollado para sí los sistemas informáticos (sexto país europeo).

La conclusión del informe se resume así: "Nuestro país en el año 2002 no ha mejorado su posición relativa, continuando rezagado en el proceso de desarrollo de la Sociedad de la Información que, no hay que olvidar, constituye uno de los objetivos prioritarios de la Unión Europea). Con un añadido que se entiende entre líneas: las comunidades autónomas están enfrentándose mejor y con mayor inteligencia al reto de la Sociedad de la Información.

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