La rivalidad se va a los puertos
El nuevo proyecto Tánger-Med, que será operativo en 2006, es una amenaza para Ceuta y puede convertirse en un rival para Algeciras
Su padre, Hassan II, marginó durante su reinado al norte de Marruecos. Mohamed VI, en cambio, mima a esa región. Pasa su veraneo entre Tetuán y Tánger, en esa ciudad pronuncia el discurso del Trono y es ahí donde ha decidido llevar a cabo la que será, hasta ahora, la más ambiciosa obra de infraestructuras de sus cuatro años de reinado: la construcción de un nuevo puerto.
Tánger-Med, el nuevo puerto, requiere una inversión de 11.000 millones de dirhams, algo más de mil millones de euros
Tánger lo necesita. Basta con ver la congestión de sus muelles, atiborrados de vehículos y de inmigrantes que regresan a casa por vacaciones en esta fechas veraniegas en las que la Operación Paso del Estrecho alcanza su cenit. Pese a sus ansias por llegar a su país, algunos pasajeros marroquíes prefieren incluso desembarcar en Ceuta, algo menos congestionado, y desde ahí cruzar la frontera terrestre.
A mediados de la primavera quedó cerrada la financiación de la obra, fruto de una asociación entre el sector público, que construirá las infraestructuras, y el privado, que pondrá los equipamientos. Los operadores privados se encargarán además de la comercialización de los fondeaderos, del desarrollo de las áreas industriales y de una zona libre de impuestos para turistas.
Tánger-Med, el nombre con que el ha sido bautizado el nuevo puerto, requiere una inversión de 11.000 millones de dirhams -algo más de mil millones de euros-, que serán aportados por un fondo kuwaití (3.900 millones de dirhams), otro de Abu Dabi (3.300 millones), el Fondo Hassan II (2.000 millones) y el sector privado (unos 2.000 millones).
Hace dos meses, el 12 de junio, Mohamed VI presidió en Agadir la firma del contrato por el que se adjudicó la construcción del puerto, por un importe de 148,5 millones de euros, a la francesa Bouygues. Esta constructora, implantada en Marruecos a través de su filial Bymaro, tiene en su activo la gran mezquita Hassan II de Casablanca, una obra faraónica dañada en muy poco tiempo por el salitre y el viento.
Con Bouygues compitieron las compañías italianas SICA y Vinci y la surcoreana Daewo. Curiosamente ninguna española se presentó al concurso, pese a ser Marruecos un país donde llevan años trabajando. Saipem, una empresa italiana especialista del offshore (ingeniería costera), obtuvo, por su parte, un contrato complementario por 76,5 millones de euros.Ubicado a 35 kilómetros al este de Tánger, una ciudad que ronda los 700.000 habitantes, el puerto deberá ser operativo a finales de 2006. Rodeado de una zona franca de 200 hectáreas, estará también conectado con la red ferroviaria y de autopistas marroquíes. Se prevé que generará unos 10.000 empleos directos y tres o cuatro veces más indirectos.
Los responsables marroquíes sueñan con que Tánger-Med sea una de las locomotoras del desarrollo del norte -Mohamed VI recordó su importancia estratégica en su discurso del Trono del 30 de julio- y aspiran a que rivalice con Algeciras. La autoridad portuaria de la ciudad española asegura no temer la competencia, porque su entorno económico es mucho más dinámico que el Marruecos septentrional.
Riesgos para Ceuta
Ceuta podría tener algo más que perder. "Si algún día se quiere cerrar el contrabando de Ceuta y Melilla, hace falta primero encontrar una vía de acceso legal para todas esas mercancías", señala un consultor experto en Marruecos. El volumen del comercio ilegal entre las ciudades autónomas españolas y Marruecos puede igualar o superar al comercio legal.
Si Rabat va a clausurar algún día esa frontera comercial con Ceuta, que carece de existencia legal, necesita también ofrecer empleos alternativos a esas decenas de miles de marroquíes que viven del tráfico de mercancías con el enclave español.
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