'La Maestranza del Norte'

En el año 1903 se inauguraron como en cadena insoldable cuatro plazas de toros en Guipúzcoa. Sus lugares de emplazamiento fueron San Sebastián, Tolosa, Eibar y Azpeitia. Este año se conmemoran sus centenarios, con variado signo. Si en Tolosa lo celebraron por los sanjuanes de junio con acucioso lucimiento, en Eibar la fecha pasó desapercibida. Lo de San Sebastián no cuenta, porque el coso de El Chofre -tal el nombre de la plaza donostiarra- dejó de existir treinta años atrás. Queda Azpeitia, esa plaza que han dado en llamar la Maestranza del Norte.

Siendo certero ese apelativo, lo realmente sustancial, meritorio y contundente viene dado por el palmarés de ganaderías y toreros que pasaron por el coso azpeitiano en sus cien años de existencia. Viene a probarlo el libro editado por el Ayuntamiento donde aparecen registrados, año tras año, las ganaderías y toreros intervinientes en las ferias realizadas de manera ininterrumpida en el transcurso de ese tiempo centenario.

La plaza es un recinto de bello aspecto, tanto en el interior como en el exterior

La comisión taurina fue la que mantuvo la llama de la afición guipuzcoana

En el capítulo de ganaderías sobresalen algunas de las consideradas de más alto rango en lo concerniente a la cría de ganado bravo. Hablamos de Eduardo Miura, Isaías y Tulio Vázquez, Pablo Romero, Conde de la Corte, Guardiola, Moreno de la Cova, José Escobar, Graciliano Pérez Tabernero, Cebada Gago, Victorino Martín, nada menos.

En cuanto a los toreros la lista es apabullante. Recorre todas las épocas, dando primacía a las figuras de cada momento. Por dar unos cuantos nombres ahí están los Cocherito de Bilbao, Torquito, Peluche, Saleri, Martín Agüero, Félix Rodríguez, Victoriano de la Serna, Marcial Lalanda, Pepe Bienvenida, El Estudiante, El Andaluz, Manolo Escudero, Cagancho, Litri, Curro Romero, Manuel Benítez El Cordobés, Paco Camino, Niño de la Capea, Eloy Cabazos, Manzanares, Espartaco, César Rincón, Esplá, Joselito, Enrique Ponce, José Tomás, El Juli, entresacados del medio millar largo de diestros que actuaron en el coso azpeitiano.

A través de esos nombres se colige el competente grado de conocimiento acreditado por quienes han llevado a cabo, desde sus inicios hasta el presente mismo, los designios taurinos de la plaza de ese rincón guipuzcoano. Gracias a ellos se ha conseguido introducir, por derecho propio, a la plaza de Azpeitia dentro del siempre apasionante, proceloso y controvertido planeta de los toros. Datamos los nombres de quienes conforman la comisión taurina que ha gestionado de forma continuada las últimas 22 ferias. Ellos son: Víctor Oyarzabal, José Manuel Odriozola, Kepa Ibarzabal, Baltasar Urrestilla, Javier Aguirre, Julián Bereciartua y Juan José Iriarte. Desaparecida la plaza de El Chofre, fueron Tolosa y, de manera especial, Azpeitia las plazas que mantuvieron la llama de la afición guipuzcoana durante un prolongado perídodo de tiempo sin toros en la ciudad de San Sebastián.

Al hablar de Azpeitia mencionemos lo que ocurre en el ecuador de cada corrida. El festejo se para de golpe. Antes de que las mulillas se lleven al tercer toro al desolladero, el público puesto en pie escucha en silencio a la banda de música interpretar los sones de un zortziko o marcha fúnebre. Se toca en recuerdo del banderillero José Buenaventura Laca, muerto por asta de toro en Azpeitia el 2 de agosto de 1841, en otro escenario, cual fuera la plaza Mayor del pueblo. Cada vez que suena esa marcha fúnebre -obra atribuida al organista de la iglesia parroquial de la villa, José Ignacio Aldalur- se crea una atmósfera cargada de melancólica tristeza. Cuando acaba, todo vuelve a la normalidad. La fiesta continúa...

El libro editado no sólo cuenta la historia taurina, sino que incluye otros tantos años de historia de deporte rural, llevado a cabo en el coso azpeitiano. El tema taurino lo escribieron en castellano Imanol Elías y Luis Mª Loinaz, y el de deporte lo escribieron en euskera José Mª Iriondo, José Luis Iriarte y Markel Mendizabal.