"El crimen de guante blanco es la verdadera violencia"
Sara Paretsky (Kansas, 1947) es una de las grandes damas de la novela negra norteamericana. En 1982 creó (Indemnity only) una detective privada, V. I. Warshawski, feminista, honesta, con las ideas políticas muy claras. V. I. (Victoria Iphigenia) es hija de inmigrantes, vive y trabaja en Chicago (magníficamente retratado por Paretsky) y suele investigar delitos de guante blanco, siempre con crímenes por en medio. Sus argumentos son complejos y convincentes, como sus personajes.
Sin previo aviso (Alfaguara) acaba de publicarse en España y es una de sus novelas más ambiciosas. La escritora desarrolla dos tramas, en el pasado y en el presente, que confluyen mediada la novela. Todo empieza por una póliza de seguro de entierro que alguien cobró antes de tiempo. Al mismo tiempo, un grupo judío reclama una ley sobre la recuperación de los bienes de las víctimas del holocausto. Paul Radbuka, que se une a ellos, asegura ser judío, tener familiares muertos en los campos de concentración y busca a parientes vivos en Estados Unidos. La doctora Lotty Herschel, judía austriaca, íntima amiga de V. I., se ve trágicamente afectada por los acontecimientos.
Pregunta. Herschel es uno de sus personajes habituales, ¿por qué ha tardado tanto tiempo en contar su historia?
Respuesta. No estaba preparada para ello. Lo intenté en la séptima novela, pero no pude. Ahora he tenido la oportunidad porque se unieron varios factores: quería escribir una historia sobre los niños centroeuropeos que fueron enviados a Gran Bretaña antes de la guerra; se iniciaron reclamaciones sobre seguros de vida y sobre bienes de judíos muertos en el Holocausto, y, además, leí un libro, Fragments, de Benjamin Wikormirsti, en el que aseguraba que había pasado dos años en un campo de concentración. Un periodista investigó y resultó que era falso. Todo esto cristalizó en la historia de Lotty. Tuve que controlar mis emociones para poder escribirla.
P. ¿Por qué?
R. Llevo el nombre de mis dos abuelas, una era polaca y la otra lituana, ambas fueron asesinadas. Mi padre se obsesionó con el holocausto y eso me afectó mucho; he intentado olvidarlo, pero ha sido imposible. Pensé que si escribía sobre ello quizá estaría menos atormentada.
P. ¿En qué se parecen usted y V. I. Warshawski?
R. Ella tiene mis mismas opiniones políticas, mi genio y mi ironía. Es más fuerte físicamente que yo. Si yo fuera como ella no necesitaría escribir. No me la imagino leyendo un libro y comiendo chocolate, que es lo que hago yo. Ella se largaría a jugar a béisbol con sus amigas.
P. ¿Cómo inventó a V. I.?
R. Leí las novelas de Chandler sobre Philip Marlowe y me di cuenta de que sus mujeres activas siempre eran malas o bien eran perseguidas, estaban indefensas y tenían que ser protegidas. Quise crear una mujer normal, capaz de solucionar sus problemas, con una sexualidad normal lejos de la moral convencional. No quise hacer un Marlowe con faldas.
P. En 1982 apareció V. I. y también la detective Kinsey Millhone, de su compatriota Sue Grafton, asimismo feminista y peleona. ¿Hubo en ese momento un punto de inflexión?
R. El cambio, en lo que respecta a la mujer, empezó de manera muy sutil. Ni la sociedad ni los lectores estaban preparados antes para un personaje hard boiled. Con el movimiento feminista cambió. Nuestras detectives reflejaron ese cambio, no lo provocaron.
P. V. I. es mucho más política que Kinsey Millhone.
R. Sí, y por eso Millhone es más popular en EE UU.
P. En sus novelas aparecen a menudo casos de seguros y finanzas, de dinero y de poder.
R. Trabajé en una compañía de seguros y enseguida me interesé por los delitos de guante blanco. Los directivos de esas empresas manejan mucho dinero y con dinero se controla el sistema judicial. Por dinero se es capaz de destruir cualquier cosa. Los crímenes de guante blanco son el verdadero peligro, más que la violencia callejera.
P. Está muy convencida.
R. No tengo ninguna duda. Los amigos poderosos del señor Bush han destruido miles de puestos de trabajos, han dejado a mucha gente mayor sin vivienda. Esos amigos son quienes controlan la justicia. Antes se podía denunciar en los medios de comunicación, pero ahora, la mayoría de ellos también están controlados por esa gente poderosa que apoya a la Administración. Ésta es la verdadera violencia y mi pasión es escribir sobre ella. Es el gran reto de V. I. Warshawski.
P. ¿No le gusta Bush?
R. He venido de vacaciones a Europa para alejarme de él.
Babelia
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