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El arte gallego de los siglos XIX y XX se refleja en 'El espejo del mar'

El Museo del Mar de Galicia expone 300 obras como inicio del proyecto 'A mares'

Una gran obra de Joseph Conrad, El espejo del mar, da el título de la primera entrega del proyecto A mares del Museo del Mar de Galicia, en Vigo: un homenaje al mar, en particular al gallego, a través de dos exposiciones, un ciclo de literatura y un certamen de artes plásticas. Ayer se inauguró la primera de las exposiciones, con más de 300 obras de un centenar de autores procedentes en su gran mayoría de colecciones particulares. De lo pintoresco a lo sublime, la muestra incluye todas las facetas existenciales que genera el mar en la inspiración artística de dos siglos.

Con el proyecto A mares, el Museo del Mar de Galicia se plantea sin ambages "realizar una contribución señera a los estudios marítimos desde la perspectiva de las artes plásticas y de la literatura". Es la primera vez en la historia que se reúne tanta obra plástica sobre el tema. José Manuel López Vázquez, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela y comisario de El espejo del mar (O espello do mar), ha organizado la muestra con un primordial referente iconográfico como hilo narrativo, "como una historia en imágenes" que comienza en el siglo XIX -hasta entonces y desde el XVI Galicia vive paradójicamente de espaldas al mar- y llega hasta el movimiento plástico Atlántica, de la década de los años ochenta.

Las obras, todas de autores gallegos, han sido seleccionadas en función de su mayor acercamiento a la realidad marítima, con una natural insistencia en el tópico o cliché temático (al cabo casi todo son marinas, podrá decirse), pero enriquecido por la diversidad de ángulos o puntos de vista de los sucesivos autores y las derivaciones del tema hacia los aspectos sociales, etnográficos y antropológicos que propicia.

Todo comienza, tanto en el discurso artístico como en el hilo narrativo de la muestra, por el paisaje, el género más representativo del XIX y donde destaca con luz propia Francisco Lloréns, precisamente por su empeño en encontrar "el alma del paisaje" en las rompientes, en la meteorología o en la bravura de la mar, lo que a menudo traslada, en él como en los demás autores, una impronta de melancolía que, un paso más adelante, se reconfigura como la angustia de la espera por barruntarse la respuesta trágica que el mar también frecuenta. O en el lirismo que imprime Castelao, para encerrar la naturaleza en un suerte de criptograma, o en las síntesis abstractas que, como en el resto de los apartados de la muestra, aporta Luis Seoane.

Este mismo acotamiento del paisaje lleva al propio de las rías, con sus puertos y astilleros, o lo mismo la contraposición entre el paisaje femenino, que las definió, y el masculino, agreste, de la Costa da Morte.

El siguiente estadio expositivo está dedicado a Gentes, oficios y frutos del mar, con el costumbrismo en las labores de marineros y peixeiras, asociadas a veces con las míticas sirenas, las barcas y los bodegones como primeros referentes de la vanidad y la fugacidad de la vida, que alcanzan la más feliz expresión en la panoplia surrealista de Urbano Lugrís y a las que se presta atención más detenida en el tercer gran apartado expositivo, El mar tenebroso, canalizado a través de dos grandes temas: naufragios y viudas (más huérfanos).

Por esta vía, ya que hay que defenderse de tanta tragedia, de "la inocencia asesina del mar", que escribió Keats, se abre paso a los exvotos y advocaciones, a santos y vírgenes, donde la del Carmen se lleva la palma tras arrebatarle la hegemonía marinera a la del Rosario, pese a ser ésta la que ayudó a la victoria de Lepanto.

La exposición concluye con un apartado sobre El disfrute del mar, su dimensión idílica y el descubrimiento de la playa deleite, que incorpora la dedicación cartelista y prototurística de algunos pintores como el propio Lloréns o Álvaro Cebreiro.

Aunque la exposición es fundamentalmente pictórica -sin ánimo exhaustivo, podría mencionarse a Arturo Souto, Manuel Abelenda, Eugenio Granell, Maruja Mallo, Julia Minguillón, Colmeiro, Laxeiro, Lodeiro, Sucasas, Tino Grandío, Virxilio Blanco, José María Labra, Imeldo Corral, Masside, Xaime Quesada-, también incluye esculturas de Buciños, José María Acuña, Acisclo Manzano, Xoan Piñeiro o Camilo Nogueira.

El óleo <i>Estaleiro,</i> de Carlos Maside García, una de las obras de la exposición <i>El espejo del mar, </i><b>en el Museo del Mar de Galicia.</b>
El óleo Estaleiro, de Carlos Maside García, una de las obras de la exposición El espejo del mar, en el Museo del Mar de Galicia.

Literatura oceánica

El proyecto A mares continuará, antes de finalizar la actual exposición, el 19 de octubre, con el ciclo de conferencias Un mar de literatura.

La iconografía marina, con 300 piezas de un centenar de artistas, en su mayoría desconocidas al pertenecer a colecciones privadas, compartirá un ciclo de 10 días con 10 autores del panorama literario español para que hablen de la relación de su obra con el mar. Coordinado por el crítico Juan Ángel Juristo, participarán, entre otros, Bryce Echenique, José Manuel Caballero Bonald, Alfredo Conde, Luisa Castro, Jesús Ferrero, Manuel Rivas, Zoé Valdés y Manuel Vicent. La segunda de las exposiciones, Olladas

oceánicas, a inaugurar en noviembre, está concebida como una muestra multidisciplinar de obras contemporáneas sobre el mar a partir del movimiento Atlántica, hasta las últimas tendencias de las más variadas propuestas artísticas en todos los formatos y soportes. Lo común de las piezas seleccionadas es la búsqueda de nuevas coordenadas para la acción, la reflexión y la representación dentro de las temáticas marinas. El proyecto se cierra con el certamen Nova creación visual, dirigido a menores de 35 años.

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