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El Gobierno francés gana la 'batalla de pensiones' y plantea recortes en sanidad

El Partido Socialista recurrirá el plan, que eleva los años de cotización para jubilarse

De nada sirvieron casi tres meses de huelgas y manifestaciones. La ley de reforma de las pensiones fue votada ayer definitivamente por las dos cámaras del Parlamento francés, como había salido de la fábrica del Gobierno. Su entrada en vigor depende de un recurso de inconstitucionalidad anunciado por el Partido Socialista, pero el Ejecutivo da por terminado este capítulo y se dispone a escribir el del recorte del gasto sanitario, que acumulará un agujero de 30.000 millones de euros el año próximo. Asimismo, se propone acabar con las prejubilaciones de trabajadores en la cincuentena.

El precio de las reformas es el de la impopularidad del primer ministro. Jean-Pierre Raffarin cuenta con un 42% de opiniones positivas frente al 52% de negativas tras 15 meses de gestión, según un sondeo de Libération. La nueva mayoría (393 votos a favor y 152 en contra) hizo tabla rasa de las reformas del Gobierno del socialista Jospin -supresión de las medidas anti-despidos, suspensión del régimen de 35 horas semanales (sin abolirlo)- antes de reformar las pensiones con medidas como las siguientes:

- Años cotizados. La cotización de los funcionarios se alarga a 40 años, frente a los 37,5 actuales, de ahora a 2008, para igualarla al sector privado. A partir de 2009 todos los trabajadores cotizarán un trimestre más cada año, hasta alcanzar 41 anualidades en 2012 y 42 en 2020. La evolución de las condiciones demográficas y económicas podría provocar nuevos alargamientos de la cotización.

- Edad de jubilación. Seguirá en 60 años e incluso antes, en caso de haber empezado a trabajar a los 14 años. No obstante, al alargarse las anualidades de cotización, el grueso de las jubilaciones se producirá a edades más tardías o con menor pensión.

- Descuentos. Por cada año de cotización que falte, el trabajador sufrirá una merma del 5% en su pensión a partir de 2013.

- Primas. El empleado que acepte (y consiga) trabajar más allá de los 60 años y de 40 anualidades cotizadas recibirá una prima del 3% en su pensión por cada año suplementario. El trabajador puede ser obligado a retirarse a los 65, pero no a los 60.

- Pensión mínima. El 85% del salario mínimo (casi 1.000 euros) para empleo a tiempo completo.

- Planes de ahorro privado. Se establece un Plan de Ahorro Individual para la Jubilación. Las aportaciones serán gestionadas por bancos o compañías de seguros, bajo el control de "asociaciones de ahorradores".

- Facilidades familiares. La mujer trabajadora tendrá derecho a un descuento de dos anualidades de cotización, sin merma de la pensión, por cada hijo.

La ley está montada sobre la hipótesis de que el paro descenderá progresivamente hasta el 5% (actualmente supera el 9%). El Gobierno espera que los efectos de la ley reduzcan el déficit del sistema de pensiones un 40% (17.000 millones de euros) y se desconoce cómo se financiará el resto.

Franqueado el cabo de las pensiones, el ministro de Trabajo, François Fillon, auténtico peón de brega de las reformas sociales, se propone obstaculizar las prejubilaciones de trabajadores. "Esto se tiene que acabar. Si las empresas no aceptan el desafío, habrá que aumentar las cotizaciones patronales", avisa. Las jubilaciones anticipadas se aplicarán sólo a trabajos penosos y a las grandes reestructuraciones.

Los sindicatos salen divididos.Tampoco han servido las medidas de presión de los trabajadores del espectáculo, traducidas en la anulación de los grandes festivales culturales del verano, porque el Gobierno no ha revisado el recorte en el sistema de seguro de desempleo para este sector.

La división alcanza igualmente a la izquierda. Personalidades como Michel Rocard o los ex ministros Bernard Kouchner o Michel Charasse han defendido la reforma, mientras el equipo del actual líder socialista, François Hollande, se ha limitado a retrasar la tramitación parlamentaria a base de millares de enmiendas, sin una alternativa clara.

El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, en una intervención ante la Asamblea Nacional.
El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, en una intervención ante la Asamblea Nacional.ASSOCIATED PRESS

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