Cruz Roja alerta de que la guerra contra el terrorismo ha perjudicado a los países olvidados
La guerra contra el terror lanzada tras el 11 de septiembre del 2001 afecta a la ayuda humanitaria por la creciente mediatización y politización de las operaciones de asistencia que ha provocado. En esta guerra, "hay ganadores y perdedores", afirma la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICRMLR) en su Informe Mundial sobre Desastres 2003. "Hay conflictos de moda", como Afganistán e Irak, "y otros no: África de arriba para abajo", explicó ayer Antoni Bruel, el coordinador general de Cruz Roja Española (CRE), en la presentación del informe en Madrid.
Los gobiernos, los donantes y los organismos humanitarios tienden cada vez más a concentrar sus esfuerzos en conflictos armados de gran visibilidad política y periodística.
Las cifras hablan por sí solas: en abril de 2003, apenas acabada la guerra de Irak, la Administración estadounidense había recaudado 1.700 millones de dólares para la ayuda a la reconstrucción del país; en la misma fecha, el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas para luchar contra la hambruna que amenaza a 40 millones de africanos necesitaba, pese a los llamamientos, 1.000 millones de dólares. Entre 1998 y 2003, sólo en la República Democrática del Congo, se estima que más de tres millones de personas murieron de enfermedades de fácil tratamiento.
El presidente de la CRE, Juan Manuel Suárez del Toro, reconoció que su organización también participa de esa tendencia. Si bien no aceptan las donaciones a favor de un grupo étnico específico y han rechazado la ayuda de empresas con intereses en Irak, sí recaudan fondos para países y programas definidos. En ese contexto, las crisis muy mediatizadas atraen más fondos.
Los conflictos "de moda" también padecen la recuperación política y mediática de las operaciones de asistencia. En Afganistán, revela el informe, la mayor parte de la ayuda acordada en la conferencia de Tokio en enero de 2002 consistió en alimentos que no se necesitaban, lo que distorsionó el mercado agrícola local. Se favoreció una ayuda a corto plazo.
En Irak, la participación de las tropas ocupantes en labores humanitarias ha creado gran preocupación. "Si los militares quieren atender a la población, nos parece una buena cosa", afirmó Antoni Bruel, "pero hay que velar por el respeto de la imparcialidad y que la ayuda llegue a los que más la necesitan". Los responsables de la Cruz Roja, añade, se reunieron hace poco en Bagdad con los altos mandos anglo-estadounidenses para recordarles los principios básicos de la ayuda humanitaria.
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