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Reportaje:

Cómo dejar la barra de alterne

Una fundación impulsa que prostitutas de Castellón creen un negocio hostelero y un centro de cuidado de mayores

María Fabra

"Llegamos a un club, hablamos con el encargado, después con las chicas, e intentamos que se pongan en contacto con nosotras". La presidenta de la ONG Causas Unidas, Olaya Castells, resumió ayer de esta manera el trabajo de campo que realiza el Grupo de Indagación, Análisis y Trabajo (Giat) de la Fundación Isonomía de la Universidad Jaume I sobre el "trabajo sexual". Conscientes de las circunstancias que rodean a las prostitutas, decidieron que, la única manera de acercarse a las afectadas, era yendo a buscarlas. La principal dificultad era contactar con ellas, "especialmente por temor al rechazo social y por la necesidad de superar los recelos, ya que no desean ser adoctrinadas ni recibir lecciones de moralidad", según las conclusiones de siete meses de trabajo.

La intención del Giat era analizar sus problemas e intentar mejorar las políticas y programas destinados a estas mujeres con el fin de ofrecer alternativas a su actual situación, según explicó la coordinadora general de la Fundación Isonomía, Alicia Gil. Así, la fundación ha fijado como principales preocupaciones de las trabajadoras sexuales la prevención de enfermedades y, sobre todo, la búsqueda de una salida laboral que la fundación va a empezar a hacer posible.

El proceso se inició con visitas a los clubes. Siempre con la autorización del encargado, hablaban con las mujeres y se intercambiaban números de teléfono. Según Castells, en los clubes visitados no encontraron ninguna mujer española y la mayoría de ellas se dedican a la prostitución para mantener a sus familias ya que, en muchos casos, son madres solteras o con personas a su cargo. "Las mafias existen. Todo el mundo lo sabe, pero nadie hace nada", recriminó Castells, después de que el logro de trabajar con estas mujeres se haya limitado a brasileñas ajenas a las redes de países, sobre todo, del este de Europa.

"No les puedes ofrecer un empleo para incluirlas en la economía sumergida que les proporcionará, en 24 horas de trabajo, lo mismo que en dos servicios", indicó Alicia Gil. Por ello, una vez logrado un grupo de mujeres dispuestas a luchar por otro futuro, la fundación Isonomía les ayudará a impulsar dos proyectos, que serán financiados por el Fondo Social Europeo. Por un parte, está prevista la apertura de un establecimiento de hostelería mientras que, por otra, crearán una empresa de servicios para el cuidado de personas mayores.

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