La Bienal de Arquitectura, sin tendencias claras

Los 22 mejores proyectos arquitectónicos realizados durante los dos últimos años se pueden ver desde ayer en el Palacio de Sobrellano de Comillas (Cantabria), donde se inauguró la VII Bienal de Arquitectura. La colección itinerante, sin una tendencia concreta, visitará Madrid, Sevilla y Barcelona. La Bienal cuenta además con cursos, talleres y proyecciones que se realizan en toda la geografía aunque tiene su foco en Cantabria. Las dos obras premiadas son construcciones opuestas: un pequeño proyecto de viviendas en Galicia y el proyecto de una terminal del puerto internacional de Yokohama. Víctor López Cotelo logró el Premio Manuel de la Dehesa por las 21 viviendas en la vaquería de Carme de Abaixo (Santiago de Compostela).

Alejandro Zaera recibió el Premio de Arquitectura Enric Miralles por la terminal del puerto internacional de Yokohama (Japón), un galardón destinado a arquitectos menores de 40 años. La Bienal esta organizada por el Ministerio de Fomento, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, la Universidad Menéndez Pelayo, la Universidad de Alcalá de Henares y el Colegio Oficial de Arquitectura de Cantabria.

El director de la bienal, Antonio Ortiz, señaló ayer en la presentación que las dos obras galardonas demuestran que el jurado, en el que se encontraban arquitectos de reconocido prestigio como Rafael Moneo, ganador de tres de las siete bienales celebradas, no se ha dejado llevar por ninguna tendencia. "Los dos trabajos premiados son totalmente distintos, de una dualidad radical". Ortiz mostró su satisfacción porque por primera vez una pequeña obra residencial llena de madurez haya obtenido el máximo galardón. Y resaltó su sorpresa por la enorme calidad de esta obra de promoción privada porque en este tipo de construcciones la calidad suele brillar por su ausencia, aseguró.

Mucha calidad

De la obra de Zaera, el jurado resaltó la ambición de un proyecto internacional muy elaborado e innovador. Pese a que el principal galardón fue otorgado a una construcción de pequeñas viviendas en una zona de Galicia, el presidente del jurado negó que el premio haya sido concedido con la intención de fomentar este tipo de viviendas. "Se lo hemos dado porque era el mejor proyecto de los 254 recibidos", aclaró.

Tanto Ortiz como el presidente del Consejo Superior de los colegios de Arquitectos de España, Carlos Hernández Pezzi, coincidieron en que la arquitectura española tiene mucha calidad. Pero esta arquitectura a la que se refieren sólo engloba a un 5% de la que se hace en España.

Fomentar una mejor selección de los arquitectos en el momento de la realización de las obras es una de las propuestas de Hernández Pezzi para mejorar la situación. Ortiz cree que falta una mayor conciencia social que exija una mayor calidad de las obras y que haya un cambio en las facultades de arquitectura. "En las escuelas se da mucha importancia a la técnica y se deja de lado el tema de los proyectos, que pasa a ser un tema menor. Este es uno de los problemas que tenemos". Otros son la falta de valor social de la arquitectura. "No se entiende que se valore tan poco algo que es la segunda cosa más importante tras la alimentación".

Hernández Pezzi quiso destacar también la construcción de López Cotelo porque es una obra residencial de máximo nivel en una periferia y que tiene en cuenta la memoria y otros valores que debemos recuperar en un momento en que el debate de la vivienda es uno de los más destacados de la política española.

El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Clemente Lomba, tuvo un recuerdo para Ernest Lluch, al que consideró máximo impulsor de esta Bienal que cada año va ganando más prestigio.

De las obras presentadas predomina la corriente minimalista y otras tendencias que todavía no están definidas, según Ortiz. El director del jurado destacó la gran diversidad de intereses y de maneras de hacer de todas ellas. Entre los proyectos finalistas están la ampliación del Palau de la Música de Valencia, de Eduardo de Miguel Arbonés, y el Museo del Mar de Galicia, en Pontevedra, de César Portela y Aldo Rossi. También hay varias construcciones de pabellones deportivos como el de la Universidad Jaime I de Castellón, a cargo de Basilio Tobías Pintre, o el estadio de Fútbol de Jaén, de Pura García Márquez y de los hermanos Ignacio y Luis Rubiño. Las obras relacionadas con la vivienda abundan. Destacan unas viviendas de protección oficial realizadas en Madrid por Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa. Todas estas obras se pueden ver desde ayer en Comillas, donde se exponen paneles, fotografías y planos. A la Bienal de arquitectura se pueden presentar arquitectos españoles que hayan realizado sus obras tanto en España como fuera del país o arquitectos extranjeros que hayan realizado sus obras en España. En esta ocasión se presentaron 254 proyectos y el jurado incorporó 11 obras, que aunque sus autores no las habían presentado, el jurado consideró que su calidad era suficiente para participar en el concurso. Los dos arquitectos galardonados son españoles pero trabajan también en el extranjero: Alejandro Zaera, en Londres, y Víctor López Cotelo, en Múnich. Además de la exposición itinerante que se puede ver hasta el 31 de agosto (en septiembre estará en Madrid, en noviembre en Sevilla y en febrero en Barcelona), la Bienal publicará un catálogo donde se recoge la historia de los proyectos finalistas.