_
_
_
_
Reportaje:LA POSGUERRA DE IRAK

El 'caso contra Irak' sigue sin pruebas

Estados Unidos y Reino Unido no han conseguido probar las principales acusaciones que justificaron la invasión

Guillermo Altares

Los Gobiernos de EE UU y Reino Unido, con el apoyo de aliados como el Ejecutivo español, construyeron durante meses lo que se llamó "el caso contra Irak" para justificar la invasión del país. Pero, tres meses después de la caída de Sadam, la "pistola humeante", la prueba definitiva, no ha aparecido. La Casa Blanca ha reconocido que, al menos una de las acusaciones, era falsa.

- Sadam quiso comprar uranio en Níger. Fueron 16 palabras en un discurso de 5.400; pero han desatado las críticas contra la Casa Blanca. "El Gobierno británico ha sabido que Sadam Husein ha intentado comprar recientemente cantidades significativas de uranio en África", dijo Bush en el discurso del estado de la Unión, el 28 de enero de 2003. Tras una serie de rocambolescas revelaciones, la Casa Blanca tuvo que reconocer que nunca debió incluir esa afirmación en el discurso del presidente. La historia de esta frase ha sido minuciosamente investigada. El Gobierno italiano recibió en 2001 una serie de documentos sobre intentos de Sadam de comprar uranio en Níger, información que compartió con estadounidenses y británicos. El vicepresidente Dick Cheney pidió a la CIA que investigase el asunto y la agencia envió a Níger en marzo de 2002 al diplomático Joseph Wilson quien, a la vuelta, calificó la historia de "irreal". Los documentos con los que todo arrancó eran falsificaciones, según descubrió el Organismo Internacional de la Energía Atómica en marzo. Pero después de 25 borradores, las palabras permanecieron en el discurso de Bush. Sólo cuando Wilson narró las conclusiones de su viaje en The New York Times el 6 de julio, la Casa Blanca reconoció el error. El Reino Unido, sin embargo, mantiene que todo es cierto porque se basa en fuentes diferentes.

Más información
El Consejo de Gobierno iraquí creará un tribunal para juzgar los crímenes de Sadam

- Laboratorios móviles para fabricar armas químicas. La acusación aparece en un documento de septiembre de 2002 de la Casa Blanca titulado Una década de mentiras y desafíos. "Sadam continua con sus intentos de procurarse laboratorios móviles de armas biológicas y químicas", señalaba. En su intervención del 5 de febrero de 2003 ante la ONU, el secretario de Estado Colin Powell mostró gráficos de estos laboratorios y dijo: "Sabemos cómo han sido construidos, sabemos cómo funcionan, cómo todos los elementos encajan".

El problema está en que los camiones descubiertos en Irak en mayo no han encajado en absoluto con la descripción de Powell. El Departamento de Estado reconoció en junio que los dos remolques hallados en Irak no eran "laboratorios móviles". Casi todos los indicios muestran que se trata de vehículos para producir hidrógeno con fines civiles.

- Misiles balísticos Scud. La CIA señaló que Sadam tenía hasta 12 misiles Scud, cuya posesión significaría una violación de la resolución 1.441. Los servicios secretos británicos señalaron que el número ascendía a 20. No han aparecido. Un Scud mide entre 10,3 y 12,29 metros, según Jane's.

- Irak dispone de toneladas de productos letales. En una hoja informativa del 27 de febrero de 2003, titulada Arsenal de terror. Las armas escondidas de Irak, el Departamento de Estado daba cuenta de los arsenales que escondía Sadam: 26.000 litros de antrax, 38.000 litros de toxinas del botulismo, 1,5 toneladas del gas nervioso VX, 1.000 toneladas de gas nervioso, 550 municiones cargadas con gas mostaza. Además, Sadam estaba preparado y dispuesto a utilizar todo este material letal. Un informe del Gobierno británico de septiembre de 2002 señalaba: "Irak tiene planes militares para utilizar armas químicas y biológicas. Algunas de estas armas pueden ser desplegadas en 45 minutos".

En las tres semanas que duró la guerra de Irak, el Ejército iraquí no utilizó armas químicas ni biológicas. Tampoco han aparecido ni los productos, ni sus rastros, ni las municiones. En cuanto a los "45 minutos", el Parlamento británico aseguró que el Gobierno no inventó el dato, pero agregó que la acusación no debía haberse introducido por falta de fundamentos.

- Relación entre Sadam y Bin Laden. Durante toda la construcción del caso, uno de los argumentos fundamentales fue que Sadam y Bin Laden colaboraban estrechamente. "Fuentes de los servicios de espionaje, comunicaciones secretas y declaraciones de personas bajo custodia revelan que Sadam ayuda y ampara a terroristas, incluidos los miembros de Al Qaeda", dijo Bush en su discurso sobre el estado de la Unión. "Sabemos que existen vínculos entre Al Qaeda e Irak", reiteró Blair al día siguiente. En su intervención ante Naciones Unidas, Powell dio nombres y apellidos: los de Abu Musab Zarqawi, presunto miembro de la red de Bin Laden establecido en Bagdad.

Sin embargo, los hechos se han mostrado muy tozudos. Tras tres meses de ocupación no se ha encontrado ningún documento, ni ningún testimonio que pruebe esta acusación. El periodista británico Jason Burke escribe en su libro Al Qaeda. Casting the shadow of terror, que acaba de ser publicado: "Las acusaciones sobre las relaciones entre Sadam y Al Qaeda están basadas en un error de base sobre la naturaleza de la militancia islámica". Según Burke, Zarqawi trabajaba para una red "opuesta" a Bin Laden. Muchos otros especialistas en terrorismo, como un Comité de la ONU, han negado esta relación.

Dos clientes de una tienda de televisores siguen la intervención de Colin Powell en la ONU.
Dos clientes de una tienda de televisores siguen la intervención de Colin Powell en la ONU.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_