Corea comunica a EE UU que tiene plutonio para seis bombas nucleares
El régimen comunista anuncia el comienzo inmediato de la fabricación de las armas
En una reunión secreta la semana pasada, el embajador de Corea del Norte ante la ONU comunicó a un representante del Gobierno de Bush que su país ha producido suficiente plutonio como para fabricar seis bombas nucleares. El diplomático anunció que el proceso de fabricación de las armas comenzará de inmediato. Los servicios de espionaje de EE UU tratan de determinar si el anuncio es un simple "envite diplomático". Las primeras informaciones parecen confirmar la escalada nuclear norcoreana, que pone a prueba la coherencia de la política exterior de Bush.
La reunión de la semana pasada en Nueva York se celebró a petición del embajador de Corea del Norte ante la ONU, Pak Yong-il. El Gobierno de George W. Bush escogió como enviado a Jack Pritchard, un alto cargo del Departamento de Estado asignado al conflicto con ese país.
En el encuentro, el delegado norcoreano leyó una declaración oficial para comunicar que su país ha reprocesado materiales para la fabricación de plutonio. Por si no era lo bastante claro, Pak Yong-il confirmó que su Gobierno se dispone a usar de inmediato ese plutonio para fabricar al menos seis bombas nucleares.
Según fuentes gubernamentales citadas por el diario USA Today, los servicios de espionaje de EE UU acababan de detectar gas criptón sobre Corea del Norte, elemento cuya presencia es un indicio de reprocesamiento de combustible nuclear para la extracción de plutonio.
Aunque, según las fuentes, el gas no es una demostración de esa actividad, "es un primer indicio de que han empezado a hacer lo que ahora dicen que han concluido". Pyongyang asegura que el proceso concluyó el 30 de junio. Paradójicamente, la Casa Blanca considera que aún faltan pruebas de que existe un programa nuclear en marcha.
Un alto cargo del Gobierno de Bush reconoce en The New York Times que la situación es inversa a la iraquí: "Pasamos años buscando pruebas de que Irak mentía cuando decía que no tenía un programa nuclear. Ahora, Corea del Norte dice que tiene un programa nuclear y tratamos de demostrar si es verdad o si es una gran mentira", asegura.
Para EE UU, los constantes atrevimientos de Corea del Norte tratan de forzar un diálogo con Washington para lograr acuerdos económicos. Bush se niega a mantener ese diálogo sin la participación de países como China, Japón o Corea del Sur, pero Pyongyang sólo acepta un encuentro bilateral. Bush ha dado valoraciones antagónicas. Insiste en que el conflicto ha de resolverse por la vía diplomática, pero repite al mismo tiempo que su país "no tolerará" que Corea del Norte posea armas nucleares, lo que es de partida una incongruencia porque se da por hecho que ese país ya tiene al menos dos bombas fabricadas.
El nuevo portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, ni siquiera citó ayer la posibilidad de una solución militar: "Corea del Norte tiene dos opciones, aislarse con sus acciones y sus declaraciones o terminar su programa nuclear y participar en conversaciones multilaterales", dijo McClellan, que insistió en la vía diplomática como única posible.
Corea del Norte lleva meses demostrando sus intenciones nucleares. Desde el prisma de la guerra contra Irak, su comportamiento deja en evidencia la política de acciones preventivas de Bush. En octubre del año pasado, cuando la escalada militar contra Irak había comenzado, Pyongyang anunció su intención de reprocesar combustible nuclear y desviarlo hacia la fabricación de armamento. El 31 de diciembre expulsó a los inspectores de la ONU. Hace unos meses, los satélites-espía de EE UU captaron el traslado de los materiales guardados en los contenedores precintados por los inspectores.
Los expertos no saben determinar si Pyongyang está ejerciendo un chantaje para lograr contrapartidas económicas o si simplemente quiere que el mundo lo acepte como nueva potencia nuclear.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.