El equipo de Prodi propone crear tres fondos para sustituir la PAC y las ayudas regionales
Bruselas se plantea contar con subvenciones en Crecimiento, Convergencia y Reestructuración
El revolucionario plan que el pasado domingo presentó al Colegio de Comisarios el presidente Romano Prodi propone la creación de un Fondo de Crecimiento para Europa a costa de recortes en la Política Agrícola Común (PAC) y en las ayudas regionales, los dos capítulos más importantes del presupuesto de la Unión, de los que España se lleva al año unos 13.000 millones de euros al año. Ese Fondo de Crecimiento estaría destinado a proyectos de investigación y desarrollo, infraestructuras y educación y formación de los trabajadores. Su primera consecuencia sería la "drástica reducción" de gastos agrícolas y de fondos regionales. La reforma se completaría con otros dos fondos: uno de Convergencia y otro de Reestructuración.
Bajo el título de Una agenda para una Europa en crecimiento, el informe, elaborado por un equipo de asesores personales de Prodi, fue entregado por sorpresa a los comisarios en el curso de un seminario, el domingo en Bruselas, y ya ha originado un fuerte malestar en el Ejecutivo comunitario porque su contenido supone el desmantelamiento de la PAC y de la política regional de ayudas, que suponen más del 70% de los alrededor de 100.000 millones que supone el Presupuesto anual de la Unión. Sus autores parten de que la "estabilidad macroeconómica ha mejorado considerablemente", a la vez que se ha mantenido "un fuerte énfasis en la cohesión (las ayudas regionales)", pero "el sistema europeo ha fallado a la hora de conseguir un crecimiento satisfactorio".
A partir de esa afirmación, el documento destaca que "los esfuerzos de la UE mediante los fondos estructurales y de cohesión para promover la convergencia son sólo un complemento de otros factores". Cita que las ayudas regionales han servido para promover esa convergencia, pero en muchas ocasiones no se han concretado en un mayor crecimiento en algunas regiones favorecidas. Por eso, agrega que esos fondos "deben ir acompañados de políticas nacionales para poner en marcha un ambiente más favorable a las inversiones y a la formación de capital humano".
El documento recomienda que las ayudas se destinen directamente a los países, y no a las regiones como ahora, con independencia de que después los Estados cedan el control de esos fondos a las regiones. Pero sobre todo piden que esas ayudas se midan en su eficacia real a favor del crecimiento y no en las cantidades totales que se lleva cada país. En esa línea, señalan que el Fondo de Convergencia debe destinarse fundamentalmente a modernizar las administraciones públicas y a modernizar el capital físico y humano, "dejando a los beneficiarios libres para decidir cómo invertir los recursos en distintos proyectos nacionales".
Con respecto al tercer fondo, el de Reestructuración, el informe indica que debe ser dividido en dos capítulos: uno para desempleados que necesiten formación o vayan a crear un nuevo negocio, así como para complementar los gastos sociales, y otro para el sector agrícola.
Como no se prevé que el presupuesto comunitario aumente en los próximos años, señala que debe haber "una gran reducción" de los gastos agrícolas (hoy unos 40.000 millones anuales) por cuatro razones: ahora es tan grande que es muy difícil controlarlo; sólo beneficia a un grupo concreto de ciudadanos; no es posible mantener una política común en unos países tan diversos, y no es compatible con el objetivo global de la UE de ser la economía más competitiva del mundo en 2010.
Por tanto, Europa debe proceder a descentralizar las políticas agrícolas (los países se quedarían con parte del dinero no aportado a la PAC), de forma que cada Estado decida en qué medida desea apoyar a sus agricultores, si bien los fondos comunitarios deben centrarse en lograr una agricultura más sostenible y menos intensiva; favorecer la formación; promover su reubicación laboral si fuera necesaria, y fomentar la creación de otro tipo de negocios en el medio rural.
Si el proyecto se llevara a cabo, la mayoría de las ayudas europeas en el futuro irían a parar a los 10 países candidatos que el año que viene se incorporan a la UE, que son mucho más pobres que los actuales socios del club.
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