El crecimiento debe ser "la prioridad número uno"

El PIB por habitante en la Unión Europea es equivalente al 70% del estadounidense y en esa proporción se ha estancado desde los años ochenta. Para el equipo de asesores del presidente de la Comisión, Romano Prodi, esa situación sólo cambiará si Europa se transforma radicalmente y emprende una economía basada "en la innovación" porque, mientras el mercado único o las políticas de cohesión han dado algunos frutos, la UE sigue teniendo un potencial de crecimiento muy bajo (alrededor del 2,5% anual). "El crecimiento debe convertirse en la prioridad número uno de la Unión", afirman los autores del documento.

Pero las actuales estructuras de la economía europea no son las más adecuadas en el mundo actual por estar basadas en estos principios: unas tecnologías ya existentes hace tiempo, una economía de escala de producción masiva, una estructura industrial de grandes empresas, y un empleo de larga duración en los mismos centros. Y este esquema no es válido en un mundo actual "caracterizado por la globalización y la fuerte competencia exterior".

Agencia de investigación

Ante este problema, señalan, el papel de las instituciones europeas debe ser el de "facilitar" esas nuevas bases para el crecimiento más que desarrollar el actual sistema "ineficaz e insostenible" basado en la amenaza de sanciones. Hay que jugar más, agregan, con el palo y la zanahoria.

No obstante, el documento destaca que, en circunstancias excepcionales, como puede ser una fuerte contracción del crecimiento, debiera haber mecanismos más flexibles para los países que sufran ese déficit del 3%. Las condiciones "debieran ser modificadas". El Ejecutivo comunitario, dicen, debe tener mayores competencias en esa materia. "La Comisión debiera reforzar su vigilancia y tener más responsabilidad a la hora de interpretar las reglas del Pacto de Estabilidad".

Entre las recomendaciones del equipo de expertos destaca la de crear una Agencia Europea de Investigación y Desarrollo, ahora que la UE se ha comprometido a dedicar el 3% del PIB europeo a I+D como una de las principales fórmulas para lograr que Europa incremente su potencial de crecimiento. La otra vía planteada ahora es la de duplicar las inversiones anuales en infraestructuras, que ahora suponen unos 25.000 millones de euros al año.