La cumbre de la izquierda se cierra con la defensa de un comercio más abierto

La quincena de líderes del centro-izquierda reunidos el domingo y ayer en Londres apostaron por un mundo multilateral y más seguro en lo político, y por un comercio más abierto y que favorezca a los países en desarrollo en lo económico. La cumbre celebrada en Bagshot (Surrey), en la periferia sur de Londres, apostó por "una globalización que funcione para todos, no sólo para unos pocos", y se reafirmó en que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas "sigue siendo el único cuerpo que puede autorizar una actuación global que se enfrente a las crisis humanitarias".

Los 14 jefes de Estado o de Gobierno autoproclamados "políticos progresistas" cerraron ayer con su reunión cuatro días de encuentros y debates sobre el futuro de la izquierda moderada. Una apelación cuando menos discutible en una reunión que situó con la misma etiqueta política al radicalismo ligeramente antiamericano del brasileño Lula y al contestado americanismo y la polémica moderación del Nuevo Laborismo de Tony Blair.

En una reunión que pretende sobre todo fomentar lazos personales y forjar amistades, los líderes de países tan distintos como Alemania, Nueva Zelanda, Rumania, Argentina, o Etiopía, entre otros, hicieron pública una declaración conjunta que se suma a la lanzada por primera vez en Nueva York en 1999, cuando Bill Clinton era presidente de Estados Unidos y la izquierda dominaba los gobiernos de Europa.

En el texto de ayer, los líderes de 14 países defendieron con moderado izquierdismo las causas de siempre de la izquierda, esas que no cuesta nada proclamar pero no es tan fácil cumplir. Desde el imperio del Consejo de Seguridad y el multilateralismo a la exigencia de una globalización para todos y la reducción de las barreras al libre comercio.

La declaración final hace una mención expresa a la reducción de las barreras internacionales al comercio y pide "un tratamiento especial diferenciado para los países en desarrollo". Pero junto a las reivindicaciones de reclamar "un urgente progreso" por parte de la Unión Europea y EE UU en la reducción de los subsidios agrícolas, figuran también las tradicionales exigencias de los países ricos a la hora de defender el comercio justo: salud pública y propiedad intelectual.

La declaración considera "una valiosa aportación" la iniciativa lanzada por el Gobierno de Canadá en defensa de las intervenciones por razones humanitarias, pero puntualiza que "el Consejo de Seguridad sigue siendo el único cuerpo que puede autorizar una actuación global para afrontar ese tipo de crisis humanitarias".

Los líderes piden que los Estados reconozcan el Tribunal Penal Internacional y apoyan la reforma del Consejo de Seguridad para hacerlo más representativo del mundo moderno. En un encuentro bilateral, Tony Blair expresó a Lula su apoyo para que Brasil sea considerado miembro permanente, según informó la delegación brasileña, que calificó el apoyo de Blair como "muy importante". En su reunión con el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, éste le planteó la propuesta de reanudar las conversaciones sobre el viejo contencioso de las islas Malvinas, que llevó a ambos países a la guerra en 1982.