¿Qué pasa con Chechenia?
El atentado suicida ocurrido en Moscú hace varios días y realizado por dos jóvenes chechenas ha provocado que un creciente número de expertos, así como algunos políticos occidentales, se den cuenta, acepten e incluso admitan que el terrorismo checheno no es un levantamiento a cargo de un movimiento nacional separatista. Al contrario, reconocen que forma parte de la red de terror extremista islámica organizada a nivel mundial que opera en diversas partes del mundo.
Parece existir una extraña asimetría entre los dos bandos implicados en la lucha contra el terrorismo. Los diferentes y numerosos grupos y organizaciones terroristas parecen estar de acuerdo en sus intenciones y en la elección de los objetivos. Entre estos objetivos figuran Estados Unidos, Israel, Rusia, el mundo moderno y ciertos regímenes musulmanes moderados. Contra ellos se encuentra un Occidente dividido en el que las rivalidades, los intereses personales y las viejas rencillas dificultan la creación de un frente unido y eficaz que pueda oponerse a esta amenaza y debilitar los planes de los terroristas.
Es sobre todo Occidente el que se ha abstenido de unir sus fuerzas con Rusia para hacer frente al terrorismo en Chechenia. Las verdaderas razones parecen bastante débiles. El hecho de que Occidente no acepte algunos métodos empleados por los rusos no justifica una política de no intervención. Los intentos de relacionar el ataque en Moscú con las próximas elecciones en Chechenia no son válidos. Es bien sabido que los terroristas llevan a cabo sus ataques cuando y donde pueden, y rara vez guardan relación con un acontecimiento determinado o actúan para reaccionar contra algún suceso. Los actos terroristas se realizan constantemente y tienen la intención de causar daños personales, psicológicos y públicos. Ésa es siempre su naturaleza, de manera que quienes intentan buscar razones se equivocan al hacerlo.
La lucha contra el terrorismo es continua y todos hemos aprendido, a veces a fuerza de golpes, que cediendo ante las exigencias terroristas sólo conseguiremos alentar a los criminales e impulsarles a proseguir. Lo que se necesita realmente no es buscar vías políticas para llegar hasta las organizaciones terroristas, sino cerrar filas convenciendo a los demás para que se unan a la lucha contra el terrorismo, contra su infraestructura y sus partidarios.
Hasta ahora, el presidente Vladímir Putin se ha dedicado a ganar tiempo en su lucha contra los terroristas chechenos. Esto puede deberse a sus esfuerzos para conseguir reconocimiento y aprobación por parte de la comunidad internacional. Uno de los resultados de esta postura es que se ha negado a atacar las bases terroristas chechenas que están situadas en Georgia. Mientras las principales fuerzas que encabezan la lucha contra el terrorismo, las de EE UU y, en menor medida, Gran Bretaña, no se den cuenta de que el terrorismo checheno forma parte de un movimiento terrorista global, los esfuerzos del presidente Putin se verán entorpecidos y restringidos. El resultado no sólo será perjudicial para Rusia, sino que afectará a la capacidad de Occidente para hacer frente a las amenazas.
Una vez que todos aquellos que deben hacer frente a la amenaza del terrorismo estén de acuerdo en los pasos a seguir, habrá más posibilidades de crear una coalición efectiva contra el terrorismo y, por tanto, de aumentar las probabilidades de éxito en esta larga e interminable guerra.
Brian Cutter es experto en relaciones internacionales. Traducción de News Clips
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