Aznar anima a los hispanos para que acerquen EE UU a Iberoamérica y Europa

"Tienen ustedes el privilegio y las responsabilidad de poder ser actores de primer orden en el acercamiento de Estados Unidos a Iberoamérica y Europa". Éste es el mensaje que resume todos lo que viene lanzando desde el pasado martes, con el que José María Aznar se despidió ayer, en Austin (Texas), de los hispanos norteamericanos. El presidente del Gobierno se reserva un papel central en ese proceso, y así lo demostró al decir: "no encontrarán país en el mundo más cercano a Iberoamérica que España".

Aznar pronunció el último discurso de su gira por California, Nuevo México y Texas ante la asamblea anual del Consejo Nacional de la Raza, la asociación hispana más importante y extendida de la Unión. El marco le sirvió al presidente para insistir en los principios básicos del triángulo estratégico que propone entre EE UU, Iberoamérica y España, sobre un eje cultural primigenio: el que definen la cultura anglófona y la hispana, que son, según dijo ayer, "las dos grandes culturas universales". Los hispanos de EE UU, añadió, son el punto de confluencia de esas dos realidades.

El primer principio promovido por Aznar es la conciencia de ese hecho por parte de una comunidad que, durante décadas, ha preferido definirse como "latina", más que como hispana. El presidente les dice a los hispanos que sus verdaderas raíces no las encontrarán en ningún programa indigenista, sino en el "respeto a las libertades fundamentales; la igualdad ante la ley de hombres y mujeres; la democracia y el Estado de Derecho", valores que comparten España y EE UU.

La lengua española es, en ese contexto, "un medio y un bien" de utilidad demostrada tanto en el aspecto cultural como en el económico que, por ello, debe ser conservado. El presidente alabó, como ya hizo el pasado jueves, el talante con el que los hispanos afrontan ese reto.

"Tengo un profundo respeto por la manera en que gentes de procedencia distinta han sabido conjugar la fidelidad a sus orígenes con la conciencia de pertenecer a una nación unida e indivisible", dijo. La frase refleja un hecho constitucional estadounidense, pero puede ser leída también en relación con las críticas que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha formulado a este viaje de Aznar. El presidente ha optado por ignorarlas totalmente.

El segundo elemento es la importancia de España como país que "ha protagonizado un cambio esencial" y que, "próspera, libre y democrática", es el aliado más "fiel y leal" de EE UU en la lucha mundial contra el terrorismo, la primera amenaza contra la libertad, pues "busca convertirse en el totalitarismo de nuestro tiempo".

La consolidación democrática y el desarrollo de Iberoamérica es fundamental para reforzar la comunidad de intereses entre los dos orillas del Atlántico y definir la gran área de estabilidad que el mundo necesita para vencer al terror, según Aznar. El presidente no oculta las ventajas económicas y políticas, en términos de una relación reforzada con EE UU, que espera obtener para España de ese proceso, cuyos actores considera bien definidos.

"Españoles e hispanos estamos en las mejores condiciones para comprender mejor que nadie los problemas de Iberoamérica y los retos a los que enfrenta. Podemos trabajar para fomentar el acercamiento tanto entre Europa e Iberoamérica como entre la propia Iberoamérica y Estados Unidos", dijo ayer.

"Estados Unidos y España tienen ante sí un fascinante proyecto integrador: incorporar plenamente a Iberoamérica al lugar que le pertenece en el mundo junto a Estados Unidos y Europa", añadió, para despejar cualquier duda de competencia con Washington en el subcontinente.

Estos elementos, unidos a la determinación de aprovechar el hueco que la mala imagen de Francia y Alemania derivada de la guerra de Irak pueda haber abierto para los productos españoles en el mercado de EE UU, configuran un proyecto político que Aznar seguirá impulsando, según ha anunciado, cuando deje de ser presidente del Gobierno. Está claro cuál es su principal activo: ayer, el Consejo Nacional de la Raza aclamó, una vez más, el apoyo que el presidente ha prestado a George W. Bush en la guerra contra Sadam Husein.