Una aclaración necesaria

En aras de que los lectores y la propia autora cuente con toda la información veraz, quisiéramos aclarar un aspecto de la columna de Rosa Solbes, a la que le agradecemos sinceramente sus cariñosas referencias, publicada ayer domingo, 6 de julio: no somos vecinos del barrio de Velluters de Valencia y, por tanto, no somos los afectados directos por la contaminación acústica provocada por la actividad nocturna del centro cultural de Ca Revolta.

En las muchas muestras de apoyo que hemos recibido, no ha sido la única que lo ha entendido así. Por tanto, parece evidente que la redacción de nuestro texto no era lo suficientemente clara. Somos vecinos de Ciudat Vella y nuestros problemas están, (¿han estado?) provocados por otros locales en esa zona de la ciudad que incumplían igualmente la normativa.

Queremos, por último, reiterar dos aspectos. Por un lado, que estamos completamente a favor de centros cívicos y culturales y, mucho más, si están al margen de la cultura oficial como es el caso de Ca Revolta. Y por otro, que su actividad, como la de cualquier local dedicado al ocio, en modo alguno puede vulnerar derechos fundamentales, y constitucionales, como son el derecho a la salud y a la inviolabilidad del domicilio.