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Cómo usar y abusar de la "intermitencia"

Si el movimiento de protesta de los "intermitentes" (trabajadores temporales o en precario) tiene tanta fuerza en un sector minifundista y propenso al individualismo, eso se debe a dos factores: a que son muchos -entre un 25% y un 35% de los 135.000 artistas y técnicos adscritos a ese régimen especial- los que ven peligrar su frágil modus vivendi y a que todo el mundo cree conocer otra solución, es decir, una fórmula que no comporte reducir el periodo de subsidio de paro ni exija haber hecho las horas que dan derecho al mismo en un plazo de tiempo más corto. Esa fórmula mágica consiste en "acabar con los abusos". Según los sindicatos, son las empresas del sector audiovisual las culpables de un déficit abisal. Según la patronal, son los trabajadores quienes han inventado una picaresca para cobrar sin apenas trabajar.

Para ilustrar la primera explicación se habla de los porcentajes de trabajadores en situación de "intermitencia" en las televisiones -públicas o privadas- y en las sociedades de producción. Por ejemplo, Reservoir Prod., que suministra programas a TF1, a France Télévision o a Canal +, cuenta con 220 trabajadores con contratos de duración indefinida y más de 300 "intermitentes". "Me pagan cinco días al mes, a 450 euros diarios, y dejan que los otros 20 días del mes, en los que oficialmente estoy en el paro pero en la práctica sigo trabajando para ellos, los abone la UNEDIC, que me paga 90 euros por cada una de esas jornadas. Yo obtengo un salario íntegro, pero a la empresa le cuesto apenas un 60% del mismo", explica un realizador que prefiere guardar el anonimato. Si France Télévision se dice dispuesta a que en su plantilla "no haya más de un 20% de intermitentes", nada ha declarado la privada M6, con una plantilla en la que la precariedad institucionalizada supera el 25%. En la emisora de radio France Inter las telefonistas son equiparadas a los artistas.

Picaresca

Veamos ahora ejemplos de la citada picaresca de los trabajadores. En Marsella, un grupo de "intermitentes" se contratan alternativamente los unos a los otros para preparar un montaje teatral inexistente. En la misma ciudad, los bares que el fin de semana ofrecen música en vivo declaran a los camareros como "intermitentes del espectáculo". Un presentador estrella de TF1 se sirve del régimen especial para que éste asuma parte de la remuneración de su peluquero personal. Para Claude Imbert, director del semanario Le Point, "el sindicato CGT, después de haber castigado con sus huelgas de transportes al público que trabaja, quiere ahora castigar al público que se divierte con sus huelgas de intermitentes".

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