Al abordaje de los piratas
"Un kilo de CD es más rentable que un kilo de hachís". Esta frase de paternidad dudosa, que algunos atribuyen a la Agencia Tributaria, parece ya una verdad como un puño en España, que es la tierra prometida para las redes internacionales que piratean discos y películas: mafias paquistaníes, indias, de Bangladesh, chinas y marroquíes han asentado sus duplicadores y sus mantas en el país, al rebufo del clima seco, una indiscutible permisividad social y la espléndida acogida que más de 12 millones de consumidores han dado a sus productos, tan ilegales como baratos (dos euros un CD, cinco un DVD).