Transexuales: la lucha por la identidad de género
2.000 españoles sufren disforia genérica por una alteración genético-hormonal en la etapa fetal
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) acaba de elaborar una Guía clínica para el diagnóstico y tratamiento de los trastornos de identidad de género. Se calcula que en España hay entre 2.000 y 3.000 transexuales. Estos datos se extraen a partir de estudios de la Cátedra de Transexualidad de Holanda, en virtud de los cuales una de cada 30.400 mujeres y uno de cada 11.900 hombres sufre este trastorno de la identidad de género, también llamado síndrome de disforia genérica.
En noviembre de 1995, el neurobiólogo holandés Richard F. Swaab publicaba un artículo en Nature que demostraba que la región cerebral asociada al comportamiento sexual es menor en los transexuales con genitales masculinos que se sienten mujeres que en los humanos en general. Aunque estas conclusiones son objeto de debate científico, los expertos admiten que el transexualismo o transexualidad aparece como consecuencia de una alteración genético-hormonal que se produce en el periodo de desarrollo fetal.
El cerebro experimenta una diferenciación sexual contraria a la dotación cromosómica
La administración de hormonas a la gestante es una de las causas de la transexualidad
Para el endocrinólogo del hospital Ramón y Cajal de Madrid, Antonio Becerra Fernández, que ha participado en la redacción de la guía clínica, la diferenciación sexual en los humanos, como en el resto de los mamíferos, es un proceso que nace con la unión de los gametos masculino y femenino, que determinará el sexo cromosómico (XX, niña; XY, niño).
"Los cromosomas", explica, "contienen la información necesaria para decidir el sexo gonadal, responsable de las secreciones hormonales de estrógenos o andrógenos, que actúan sobre diversas estructuras fetales y que van produciendo la diferenciación de los genitales externos e internos y del cerebro, que configurará finalmente el fenotipo, la identidad sexual y los comportamientos y habilidades femeninos o masculinos".
Pero pueden aparecer alteraciones en alguna de las fases, que podrían ser genéticas o intrínsecas al proceso y causadas por factores exógenos, como la administración de hormonas a la gestante. Investigaciones recientes demuestran que el gen SRY, responsable de la determinación sexual y localizado en el cromosoma Y, que en los humanos se expresa hacia la sexta semana de gestación, es el iniciador de una cascada de expresión de diversos genes.
"Una desigual recombinación en las diferentes fases de la división celular entre los cromosomas X e Y podría dar lugar a gametos X con gen SRY, que generaría embriones XX con testículos, y gametos Y sin SRY, que originaría individuos XY con ovarios. También puede producirse una mutación espontánea en el gen SRY, que diera lugar a una mujer con una dotación cromosómica XY. Las alteraciones en algunas de estas secuencias podrían explicar los trastornos de identidad de género", afirma Becerra.
Hace más de 60 años Gregorio Marañón ya decía que el cerebro es el órgano sexual más importante. Entre el cuarto y el octavo mes del embarazo se configura la diferenciación sexual cerebral, que, en condiciones normales, irá asumiendo su condición de hembra si es XX y de varón si es XY.
Como aclara Joan Soler, presidente de la SEEN, en los transexuales el cerebro experimenta una diferenciación sexual contraria a la dotación cromosómica del feto, que no sólo está genéticamente determinada, sino también hormonalmente: "En la transexualidad puede haber alteraciones en alguno de los cuatro protagonistas del sistema neuroendocrino: las hormonas, los receptores hormonales, las neuronas y los neurotransmisores".
A juicio de Soler, los transexuales llegan a sentir tal rechazo por sus genitales, que se han producido casos de mutilaciones de pene o de intento de suicidio por el gran sufrimiento que genera la disparidad entre el sexo cerebral y el anatómico.
"Es frecuente que se automediquen", añade, "sin consultar con ningún especialista, y que caigan en la sobredosificación, según las pautas de otros compañeros. Llegan a multiplicar por 10 y hasta por 100 las dosis correctas, en la creencia de que la velocidad del cambio físico aumenta proporcionalmente a la dosis. Sin embargo, esto potencia los riesgos de cualquier terapia hormonal y les expone a tromboembolismo, varices, cáncer de mama, alteraciones hepáticas y otros problemas".
De ahí la utilidad de la nueva guía clínica, cuyo objetivo último es informar a los médicos implicados y a los afectados de un correcto control del proceso antes de llegar a la cirugía, si el interesado la demanda y los informes clínicos y psiquiátricos la justifican.
El diagnóstico se establece cuando el trastorno de identidad de género perturba la vida durante al menos dos años, según Isabel Esteva, endocrinóloga de la unidad de trastornos de identidad de género del hospital Carlos Haya. Tras la evaluación psicológica o psiquiátrica, es necesario emprender un tratamiento hormonal, estrechamente vigilado por el especialista, que suele durar unos dos años antes de poder someterse a la intervención quirúrgica.
Según Juana Ramos, transexual de hombre a mujer y presidenta de la Asociación Española de Transexuales Transexualia, la experiencia de este trastorno de la identidad de género siempre es vivida con dolor desde la infancia y, generalmente, con una gran incomprensión social e incluso familiar. Muchos llegan a situaciones de marginalidad o interrumpen sus estudios.
A Carlos, de 39 años, que nació niña, su padre le pegaba porque no quería ponerse faldas. Tras someterse en Madrid a la operación de reasignación de sexo, dice convencido: "Aunque he tenido que pasar varias veces por el quirófano y vivirlo, ha sido muy cruel; ahora que veo mi cuerpo como siente mi mente soy el hombre más feliz del mundo".
Una prestación sanitaria
El hospital Carlos Haya de Málaga es el único centro público español con una unidad multidisciplinar para tratar los trastornos de identidad de género. Andalucía es también la primera comunidad que incluye en sus prestaciones el tratamiento integral del transexualismo: hormonal, psicológico y quirúrgico. Extremadura acaba de aprobar esta cobertura y derivará a sus pacientes a Andalucía. En Cataluña, una sentencia reciente del Tribunal Superior de Justicia de esta comunidad, que obliga al Sistema Catalán de Salud a pagar la operación de reasignación de sexo a un transexual, abre la puerta a una posible inclusión de esta prestación.
Según Isabel Esteva, endocrinóloga de la unidad de trastornos de identidad de género del Carlos Haya, desde que el Serivio Andaluz de Salud incluyera en 1999 la reasignación quirúrgica de sexo, se han recibido en este hospital 350 solicitudes de transexuales para someterse a una genitoplastia (cambio de genitales).
"Cada semana", indica Esteva, "llegan a nuestra unidad de dos a tres nuevos casos. Un 20% corresponde a otras comunidades con criterios de derivación pactados con el Gobierno andaluz. Hasta ahora hemos realizado 40 genitoplastias completas (35 de hombre a mujer y cinco de mujer a hombre) y 70 cirugías parciales".
Trámites y papeleo
Tras el paso por el quirófano, el transexual debe seguir un tratamiento hormonal de por vida. Y debe emprender toda una serie de papeleos y trámites para que su nuevo nombre y su nuevo género o condición sexual figuren en sus documentos.
Fue en 1983 cuando una modificación del artículo 428 del Código Penal español permitió las operaciones de cambio de genitales. La sustitución del nombre se puede solicitar en el Registro Civil con toda la documentación necesaria, pero la modificación del dato registral relativo al sexo necesita de una sentencia firme en un juicio ordinario. Desde 1979 algunos juzgados aceptan esa modificación y en 1987 se reconoce el derecho de un transexual a inscribirse con otro sexo y nombre distintos a los del nacimiento.
"A partir de aquí tenemos que ir haciendo los cambios documento por documento, es decir, del carné de identidad, permiso de conducir, tarjeta sanitaria, etcétera. Es un proceso incómodo y a veces humillante", asegura Juana Ramos, presidenta Transexualia (tel. 616 60 15 10; www.humano.ya.com/transexualia).
Aunque la ley no les reconoce el derecho al matrimonio, algunos jueces se lo otorgan amparándose en el artículo 32 de la Constitución. El derecho a adoptar hijos sólo les asiste a título individual, como a cualquier ciudadano mayor de edad y capacitado.
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