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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Para ciegos

El especial atractivo de esta novela no se explica simplemente por su prosa vigorosa y plástica, ni por la trama accidentada y apasionante, que se despliega en cuarenta años de historia centroeuropea. El testigo ocular toca una fibra emocional oculta, a ratos sentimental, pero tan poderosa que es capaz de sobrepasar con creces las ocasionales incongruencias de un libro que Ernst Weiss redactó en dos meses. La fascinación se debe a la construcción del personaje principal, tan complejo y creíble en sus contradicciones, presentado en contraste con todo tipo de personajes -pequeñoburgueses, científicos, intelectuales, militares, políticos, sin olvidar al cabo A. H.-, que acaban conformando un magnífico cuadro de época.

EL TESTIGO OCULAR

Ernst Weiss

Traducción de Alfonsina Janés

Siruela. Madrid, 2003

264 páginas. 18 euros

Más información
La conciencia de un escritor

Ernst Weiss, igual que Alfred Döblin o Anna Seghers, transparenta en su obra ingente, poco conocida, acontecimientos políticos a través de existencias individuales, en este caso un médico psicólogo abnegado, cuyo destino se cruza, al final de la Primera Guerra Mundial, con el cabo Adolf Hitler, a quien curará de una ceguera histérica. Este breve episodio determina fatalmente la vida del médico: "Pero mi desdicha consistía en que yo comprendía a los dos bandos, en que seguía siendo testigo ocular, en que no juzgaba y no era un fariseo". Su empeño de estudiar el alma humana le lleva a descubrir los mecanismos de la "subalma", feudo de los instintos bestiales que el cabo A. H. sabe activar y manipular hasta cegar a media Europa.

Las prisas impidieron en 1938 a Weiss (judío de Moravia que se suicidó en París al entrar las tropas alemanas) revisar el manuscrito de un libro destinado a desenmascarar a Hitler como un fanático desquiciado. No lo consiguió. El testigo ocular no se publicaría en Alemania hasta 1963; no sólo ofreció un aplastante retrato psicológico del joven Hitler -confirmado posteriormente por los biógrafos-, sino un lúcido análisis de las condiciones en las que éste pudo establecer su régimen de terror.

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